Los consumidores que estos días se temían en Estados Unidos un futuro de teléfonos iPhone o Samsung al doble de su precio actual respiraron este sábado aliviados al conocer el último bandazo comercial del presidente estadounidense. Móviles, ordenadores, chips, discos duros y otros componentes electrónicos que tradicionalmente no se fabrican en el país quedan excluidos de la aplicación de los gravámenes con los que la Administración de Trump ha iniciado una guerra comercial de alcance global e imprevisibles consecuencias.
Una amplia batería de productos tecnológicos estarán excluidos de los gravámenes del 125% a China y del 10% general para la mayoría de países. Se verán beneficiadas empresas como Apple o Samsung, que fabrican la mayor parte de sus dispositivos en Asia
Una amplia batería de productos tecnológicos estarán excluidos de los gravámenes del 125% a China y del 10% general para la mayoría de países. Se verán beneficiadas empresas como Apple o Samsung, que fabrican la mayor parte de sus dispositivos en Asia
Los consumidores que estos días se temían en Estados Unidos un futuro de teléfonos iPhone o Samsung de precios exorbitados a causa de los aranceles de Donald Trump, respiraron este sábado aliviados con el último cambio de opinión del presidente estadounidense. Teléfonos, ordenadores, chips, discos duros y otros componentes electrónicos que no se fabrican en el país quedan excluidos de la aplicación de los gravámenes con los que la Administración Trump había iniciado guerra comercial de alcance global e imprevisibles consecuencias.
Según los documentos publicados el viernes por la noche por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, que es la administración responsable de recaudar los aranceles sobre los bienes que importa el país, una serie de productos tecnológicos quedarán fuera del nuevo esquema de gravámenes de Trump. De esta forma, quedarán exentos de la tasa del 125% sobre importaciones desde China y del arancel recíproco del 10% anunciado el pasado 2 de abril por Washington a la mayoría de los socios comerciales de todos el mundo.
Las exenciones afectan a un sector, el tecnológico, en el que la aspiración de Trump es que los aranceles provoquen una vuelta de las industrias que una vez se fueron. Pero más allá de los sueños del presidente, a día de hoy es una fantasía, ya que lograr que esos componentes se fabriquen en Estados Unidos llevaría años. Las exclusiones se aplicarían a teléfonos inteligentes, computadoras portátiles, discos duros, procesadores y chips de memoria. Estos populares productos electrónicos de consumo generalmente no se fabrican en EE UU.
También quedarán excluidos de los aranceles las máquinas utilizadas para fabricar semiconductores. Se trata de una noticia relevante para los fabricantes de chips, y especialmente para Taiwan Semiconductor Manufacturing, que ha anunciado una importante inversión en EE UU. Se trata de uno de los sectores más sensibles a la ofensiva arancelaria. Trump ha prometido en repetidas ocasiones un impuesto específico. Y hasta ahora, los aranceles sectoriales fijados por su administración han rondado el 25%, aunque no está claro cuál sería la tarifa concreta para estos productos.
De todas formas, la suspensión de los aranceles podría ser efímera. Estas exenciones responden a una disposición inicial que impide que los aranceles sectoriales se acumulen sobre las tasas generales impuestas a las exportaciones de cada país. Los analistas ya han advertido que los productos que de momento se libran de los recargos podrían estar sujetos a otros aranceles más adelante, por lo que el estado de incertidumbre es máximo.
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