El presidente Joan Laporta se presentó el viernes en la casa de Marc-André Ter Stegen después del comunicado del alemán en el que, con una postura conciliadora, se mostraba dispuesto a cerrar la guerra fría con el club y firmar la autorización del informe médico. Ambos charlaron y el alemán terminó accediendo a dar su consentimiento.
Tras varios días de guerra fría con el Barça, Ter Stegen, un jugador de fuerte personalidad, cedió y firmó la autorización médica
El presidente Joan Laporta se presentó el viernes en la casa de Marc-André Ter Stegen después del comunicado del alemán en el que, con una postura conciliadora, se mostraba dispuesto a cerrar la guerra fría con el club y firmar la autorización del informe médico. Ambos charlaron y el alemán terminó accediendo a dar su consentimiento.
Ter Stegen tenía en contra a la afición, y podía perjudicar a sus compañeros si no daba marcha atrás y facilitaba la posible inscripción del portero Joan García con el informe que ya ha sido enviado a la comisión médica de LaLiga, que será quien ahora tenga que valorar si la baja es de larga duración y, si es así, de cuánto tiempo para saber qué porcentaje de la ficha del alemán puede utilizarse para la inscripción de otro futbolista. Laporta, por su parte, cerró el expediente disciplinario abierto, y le devolvió la capitanía, poniendo fin a un capítulo de tensiones que parecía eterno. Esta vez, podría interpretarse como que el club ha ganado el pulso.
Pero Ter Stegen (33 años) ya ha vencido algún desafío anterior. Es un guardameta con carácter y personalidad fuerte, muy competitivo, fijo en sus convicciones y con una gran autoconfianza. Ha sido un gran portero titular desde que llegó al Barça en 2014, ganador y único vestigio de la última Champions en 2015, pero no le gusta ser segundo y sentarse en el banquillo.
Esta incapacidad de aceptar un rol suplente ha marcado muchas batallas, con Manuel Neuer en la selección alemana o con Claudio Bravo en el Barça. Incluso es de los pocos que se atrevieron a hablar públicamente de sus desencuentros con Leo Messi.
Se crio en la cantera de su ciudad natal, en el Borussia Mönchengladbach, hasta que subió al primer equipo y dio el salto definitivo al Barcelona, donde ha pasado el resto de su carrera. En las categorías inferiores de la selección tuvo una gran competencia con Bernd Leno. Ter Stegen le terminó ganando la titularidad y levantando el Europeo sub-17 en 2009. Pero también tuvieron que ser separados en habitaciones individuales. Matthias Sammer, entonces director deportivo de la federación de Alemania, contaba que entre los entrenadores de juveniles se solía decir: “Ter Stegen es nuestro Kahn. Y Leno es nuestro Lehmann”.
La siguiente batalla en la portería la libró con Claudio Bravo. Ambos llegaron juntos al Barça en el verano de 2014 de la mano de Andoni Zubizarreta. Ter Stegen —entonces con 22 años— era el sustituto de Víctor Valdés, y Bravo el jugador experimentado que le respaldaría. El chileno era titular en la Liga; el alemán, en la Champions y la Copa del Rey. Pero Ter Stegen quería más. Y Bravo, que se llevó el Zamora, no lo puso fácil. “No estaba contento con la situación del Barça; yo no había jugado en la Liga. Quería ser el número uno indiscutible. Pep [Guardiola] me explicó sus ideas y me dijo que ficharía por el Manchester City ese verano, y que le encantaría tenerme”, aseguró el alemán a Bild. Con el ultimátum, el club apostó por Ter Stegen, y Bravo se marchó al City. “Al principio fue raro, pero al final estaba muy contento porque realmente no quería irme, y me convertí en el número uno”, confesó el alemán.
“Deportivamente no me podía sacar”, compartió al tiempo Claudio Bravo. El chileno negó que, pese a la dura competencia, su relación fuese mala. “Lo que sale a raíz de él, siempre era como una relación de conflicto, de no tener ese grado de amistad, pero era lo contrario. Cuando tienes a un jugador de más recorrido y uno que está empezando, como era su caso, las declaraciones de uno y otro son totalmente distintas”, prosiguió. Como futbolista más veterano, contó que tuvo que “apagar las cosas” y no meter más leña al fuego. “Ahora lo veo con más tranquilidad. Solo me quedaba trabajar y quejarme… y es lo que hice”, confesó Ter Stegen en una charla con Zubizarreta en Barça Once.
Tras la marcha del chileno, Ter Stegen no volvió a tener oposición bajo los palos. Pero sí que tuvo sus rifirrafes, aunque con respeto, con Leo Messi. “Aunque de vez en cuando no compartimos la misma opinión, siempre fuimos hacia la misma dirección”, se sinceró en su mensaje de despedida al 10. “Creo que Leo es probablemente el único jugador que, si quiere tirarte una pelota a la cara, puede hacerlo. Los demás probablemente dispararían a cualquier lado, pero él tiene la capacidad de dar en el blanco”, dijo Ter Stegen en abril también a Bild, asegurando que le había sucedido. “Hemos tenido momentos en los que las cosas no funcionaron entre nosotros porque él estaba molesto conmigo y yo estaba molesto con él. Pero para nada enfadado, en el sentido de que no se prolongó ni nada por el estilo”, continuó sobre el argentino.
“Estuvimos juntos en el vestuario mucho tiempo, y sin duda fue interesante tenerlo en el equipo y ver cómo lidera. Sea o no mi estilo, fue interesante verlo”, añadió sobre su liderazgo en el vestuario. Con el tiempo y el adiós de figuras con trascendencia, Ter Stegen acabó adoptando el brazalete. “Marc es top mundial. Le hemos intentado dar toda la confianza. No solo es importante en la portería. Es trascendental en el vestuario”, aseguró Xavi Hernández en 2023, un gran año para el portero.
Y, aun así, Ter Stegen quería más. La selección alemana ha sido otro gran escenario de pulsos para él, donde ha luchado por la titularidad. Desde su incorporación en 2012, Ter Stegen vivió bajo la sombra de Manuel Neuer. Sus quejas públicas por la suplencia, lejos de ayudar a limar asperezas, tensaron la relación. Neuer contestó a una de ellas, asegurando que sus comentarios no ayudaban al equipo, y Ter Stegen replicó que sus declaraciones eran “inoportunas”. Antes de la Eurocopa de 2014, Ter Stegen aseguró que su rol como suplente era “muy decepcionante”. “Le dije al seleccionador nacional que una cosa es la deportiva y otra la humana. Quiero que todos puedan confiar en mí”, añadió.
La retirada de Neuer de la selección el 21 de agosto de 2024 después de 15 años como internacional parecía abrirle la puerta definitiva. Pero se lesionó en septiembre de 2024 en La Cerámica ante el Villarreal al romperse el tendón rotuliano de la pierna derecha. Y el año se hizo cuesta arriba. Se sacó a Wojciech Szczęsny del retiro para sustituirle, y cuando Ter Stegen regresó y se acercaba la vuelta de las semifinales contra el Inter, Hansi Flick apostó por el polaco. El portero alemán no viajó a Milán. Después llegó el fichaje de Joan García, la renovación de Szczęsny y la apuesta por ambos en la portería. Y también su lesión de espalda, la operación y la disputa por los tiempos de recuperación. Hasta que en la noche del sábado llegó la firma de la autorización del informe médico. Él seguía dispuesto a demostrar que puede ser titular.
Pero, finalmente, Ter Stegen cedió. Y ahora la cuestión será qué pasará cuando regrese.
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