Rusia exige que se reconozcan las zonas anexionadas y el rechazo de la OTAN a Ucrania como parte de una solución definitiva al conflicto Rusia exige que se reconozcan las zonas anexionadas y el rechazo de la OTAN a Ucrania como parte de una solución definitiva al conflicto

El presidente ruso plantea dudas sobre cómo se gestionará el alto el fuego y exige que sirva para caminar «hacia una paz duradera»
Cuando el pasado martes Estados Unidos y Ucrania llegaron a un acuerdo en Arabia Saudí para firmar una tregua con Rusia, muchos dieron por hecho que Donald Trump había logrado de antemano el beneplácito de Vladímir Putin. Pero es evidente que no fue así. Porque el presidente ruso ha tardado dos días en responder personalmente a la oferta que se le hizo desde Yeda. Lo ha hecho hoy en una rueda de prensa celebrada tras el encuentro con su homólogo bielorruso y aliado Alexander Lukashenko. «Estamos de acuerdo con la propuesta para cesar las hostilidades, pero la tregua debe servir para caminar hacia una paz duradera que solucione los problemas que han provocado esta crisis», ha afirmado.
El presidente ruso ha mencionado otros «matices» que se deben resolver antes de que callen las armas. Por ejemplo, ha preguntado qué sucede con el territorio que los ucranianos han ocupado en Kursk, donde los rusos han avanzado tras el recrudecimiento de los combates en los últimos días. «¿Significaría que todos los que están allí se irían? ¿Deberíamos liberarlos después de que hayan cometido numerosos crímenes contra la población civil, o los líderes ucranianos les ordenarán que se rindan? ¿Qué ocurrirá? No está claro», ha dicho Putin.
El mandatario también ha señalado que esta tregua beneficia más a Ucrania que a Rusia porque sus tropas «avanzan prácticamente en todos los sectores de la línea de contacto, y se dan todas las condiciones para asediar unidades bastante grandes». Por eso, se ha preguntado qué haran los ucranianos en los 30 días de la tregua propuesta. «¿Permitiría esto que Ucrania continúe con una movilización forzada y el suministro de armas para que las unidades recién movilizadas puedan entrenarse, o no se hará?», ha planteado.
Las dudas sobre la gestión de la tregua que Putin ha puesto sobre la mesa, y que discutirá esta tarde con el enviado de Estados Unidos a Oriente Próximo, Steve Witkoff, son numerosas: «¿Quién dará las órdenes de cesar las hostilidades? ¿Y qué valor tendrán estas órdenes a lo largo de los 2.000 kilómetros del frente? ¿Quién decidirá dónde se ha violado el posible acuerdo de alto el fuego y a quién se culpará de haberlo hecho?».
Es evidente que los «matices» que Putin quiere detallar no son poca cosa, aunque su visto bueno general de la tregua es un avance incontestable. «La idea es buena y la apoyamos totalmente, pero hay temas que debemos discutir y creo que debemos negociar con nuestros colegas y socios estadounidenses», ha afirmado el dirigente, antes de avanzar que discutirá todos estos términos en una conversación con Trump, quien ha hablado poco después de conocer el contenido de su rueda de prensa. «Es un discurso muy prometedor, pero está incompleto», ha dicho desde Washington en presencia del secretario general de la OTAN, Mark Rutte. «Espero que Rusia haga lo correcto», ha concluido, pendiente de esa llamada de Putin.
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