El impacto de las decisiones de compra sobre la salud, el medio ambiente y los derechos laborales es evidente. En este contexto, surgen herramientas digitales para tomar decisiones más informadas. EL PAÍS pone a prueba cuatro aplicaciones que nacieron para ayudar a los consumidores a evaluar de forma sencilla y rápida la sostenibilidad de las marcas de moda, la composición de los cosméticos o la calidad nutricional de los alimentos.
EL PAÍS prueba cuatro aplicaciones diseñadas para consumir de forma más informada y consciente
El impacto de las decisiones de compra sobre la salud, el medio ambiente y los derechos laborales es evidente. En este contexto, surgen herramientas digitales para tomar decisiones más informadas. EL PAÍS pone a prueba cuatro aplicaciones que nacieron para ayudar a los consumidores a evaluar de forma sencilla y rápida la sostenibilidad de las marcas de moda, la composición de los cosméticos o la calidad nutricional de los alimentos.
Good On You
Good On You que evalúa marcas de moda y belleza. “Creemos que tienes derecho a saber dónde y cómo se fabrica tu ropa: quién la produce, de qué está hecha, cómo se trata a los trabajadores y qué impacto ambiental tienen los productos a lo largo de sus ciclos de vida”, indican los creadores de la app, disponible en la App Store y en la Play Store. Los analistas recopilan datos de índices reconocidos, certificaciones internacionales y los informes públicos de las propias marcas. Las calificaciones se calculan teniendo en cuenta “desde las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso del agua hasta la seguridad y los salarios de los trabajadores”. “Evaluamos más de 500 puntos de datos en más de 100 temas clave”, explican los creadores.
La app tiene un buscador para encontrar marcas. El usuario puede buscar por categorías y tipo de ropa, además de aplicar filtros como puntuación, ubicación, talla o precio. Cada marca cuenta con una valoración que va desde “la evitamos”, en el caso de que revele “poca información relevante o ningún tipo de información sobre sus prácticas de sostenibilidad”, hasta “excelente”, para marcas líderes y transparentes. Entre medias, hay otras calificaciones como “no suficientemente buena”, “es un comienzo” o “buena”.

Entre las marcas con la calificación más baja se encuentra, por ejemplo, Shein. Su puntuación en el área de trabajo y en bienestar animal es “muy pobre”, y en medioambiente, “no es lo suficientemente buena”. La app específica cuándo fue la última vez que se actualizó la información (en este caso, en febrero de 2025) y sugiere marcas “similares” que tienen una puntuación “excelente”. El usuario puede guardar sus marcas favoritas para consultarlas cuando quiera, acceder a información sobre productos sostenibles y aprovechar ofertas de marcas bien valoradas.
Yuka
Benoit, uno de los cofundadores de Yuka, quería ofrecerle a su familia productos alimentarios de mejor calidad. Al sentirse perdido frente a las etiquetas en medio de una “jungla alimentaria”, pensó que sería muy práctico contar con una herramienta que analizara automáticamente la composición de los productos. Así nació Yuka, una app que cuenta con más de 71 millones de usuarios con móviles iOS y Android y que descifra las etiquetas de alimentos y cosméticos con la intención de mostrar al usuario cuáles son saludables y cuáles conviene evitar.
Su funcionamiento es muy sencillo: el usuario escanea la etiqueta de cualquier producto alimentario o cosmético y la aplicación le asigna una puntuación sobre 100. Por ejemplo, al escanear un paté de atún, este periódico obtuvo una nota de 33 sobre 100, con una calificación de “mediocre”. Como puntos negativos, Yuka destaca que el producto es “bastante salado” y contiene aditivos con “riesgo limitado”. En cambio, entre los aspectos positivos resalta su contenido en proteínas, su bajo nivel de azúcar y el bajo impacto de grasas saturadas. Además, la app sugiere alternativas con mejores valoraciones, clasificadas como “buenas” o “excelentes”. La versión de pago, que cuesta unos 15 euros al año, permite buscar productos sin necesidad de escanearlos y personalizar las recomendaciones según las preferencias alimentarias. Por ejemplo, evitar gluten, lactosa o carne de cerdo o mostrar solo opciones vegetarianas o veganas.

Si bien múltiples usuarios señalan la utilidad de la app en el día a día, la dietista-nutricionista Beatriz Robles destaca algunas limitaciones. Un 60% de la nota de los productos alimentarios se debe al sistema de clasificación de calidad nutricional NutriScore, que no ha estado exento de polémica. Otro 30% se debe a la presencia de aditivos, que la app califica como “sin riesgo”, “riesgo limitado”, “riesgo moderado” o “riesgo elevado”. “Esta calificación lleva a pensar que hay aditivos peligrosos que debemos evitar, cuando todos los aditivos que están en el mercado son seguros a las dosis empleadas, están evaluados y reevaluados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y autorizados con base en la evidencia y conforme a la legislación”, señala Robles. El otro 10% de la nota se adjudica si el producto cumple con la normativa ECO. Este tipo de productos, según Robles, no son necesariamente más sostenibles, ya que “pueden venir del otro lado del mundo, con su correspondiente huella de carbono”, y no tienen por qué ser nutricionalmente mejores.
En el caso de los cosméticos, si bien la app ayuda a entender ingredientes de forma muy sencilla, algunos expertos destacan que no tiene en cuenta la concentración de cada uno e insiste en que todos los productos en el mercado son seguros. Es el caso de la dermatóloga Leire Barrutia, que destaca que al no valorar la concentración es “muy difícil que haga una valoración correcta de los productos cosméticos”.
Open Food Facts
Los creadores de Open Food Facts describen la app como la “Wikipedia de la comida”. Esta comparación se debe a que se trata de una aplicación colaborativa: “Si no tenemos el producto, puede agregar imágenes y datos para obtener la puntuación NutriScore y NOVA en el procesamiento de alimentos”. La aplicación está disponible en la App Store y la Play Store y cuenta con una base de datos de más de tres millones de productos.
El usuario puede buscar un producto manualmente o escanear su código de barras para acceder a la información disponible. Open Food Facts presenta de manera visual y sencilla datos sobre la huella de carbono, el tipo de embalaje y su reciclaje y el puntaje nutricional, así como la cantidad de grasas, azúcares, fibra o sal. También incluye información sobre alérgenos, si se trata de productos “bio” o “sin gluten”, la trazabilidad de los ingredientes y, en el caso de vinos y cervezas, su contenido alcohólico.

Aunque la app funciona bien como una herramienta de orientación y comparación rápida, comparte algunas limitaciones con Yuka. Además, al ser una aplicación colaborativa, puede contener errores o falta de datos en algunos productos. Los propios creadores advierten en el caso de las alergias: “Tenga cuidado porque la información puede no ser 100% precisa y la detección puede no ser 100% precisa. Por lo tanto, compruébelo usted mismo siempre con el embalaje”.
El usuario puede seleccionar qué tipo de información alimentaria le interesa más. La app clasifica los alimentos según esas preferencias, mostrando primero los datos más relevantes. Por ejemplo, puede elegir si prefiere productos con buena puntuación nutricional, bajo contenido de sal, azúcares o grasas; ingredientes veganos o vegetarianos; poco procesados o con pocos aditivos; o provenientes de agricultura ecológica o comercio justo.
INCI Beauty
INCI Beauty es una app disponible en la Play Store y en la App Store que analiza la composición de los productos cosméticos. “Casi 15.000 sustancias químicas diferentes son utilizadas en los cosméticos. ¿Cuáles son controvertidas? ¿Cuáles son los más naturales? ¿Pueden algunas de ellas tener un impacto negativo en nuestra salud o en el medio ambiente?”, preguntan los creadores de la app, que destacan trabajar en colaboración con la Escuela de Química de Clermont-Ferrand Sigma.
Para consultar la composición detallada de un producto, el usuario puede escanear el código de barras o buscarlo por su nombre —esta última opción solo está disponible en la versión premium, que cuesta unos 15 euros al año—. Cada ingrediente se clasifica mediante un sistema de flores de colores (verde, amarillo, naranja, rojo o gris), que en teoría indicarían su nivel de riesgo o controversia.
Al pulsar sobre cualquiera de ellos, la app ofrece información sobre sus funciones y en qué tipos de cosméticos suele estar presente. Aunque esta información puede ser útil para personas con conocimientos previos, para un usuario promedio puede resultar difícil de interpretar. No obstante, la app aporta otros datos interesantes. Por ejemplo, el tipo de piel para el que es adecuado un gel limpiador. También permite leer opiniones de otros usuarios, ver rutinas de cuidado que incluyen el producto y encontrar alternativas con distintas puntuaciones. El usuario puede etiquetar productos como favoritos y organizarlos en carpetas.

Al elegir un producto, hay un botón con un carrito de compra que muestra su precio en diferentes tiendas. El usuario también puede consultar productos similares con distintas puntuaciones. Además, la aplicación incluye una pestaña llamada “Mi cuarto de baño”, que permite registrar la fecha de caducidad de distintos productos y recibir notificaciones cuando estén a punto de vencer.
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