El huracán de fuerza 4 ha forzado la evacuación de 750.000 cubanos mientras los daños se acumulan en Jamaica y la Cruz Roja cree que la isla se enfrenta a una «catástrofe sin precedentes» El huracán de fuerza 4 ha forzado la evacuación de 750.000 cubanos mientras los daños se acumulan en Jamaica y la Cruz Roja cree que la isla se enfrenta a una «catástrofe sin precedentes»
El huracán ‘Melissa’ azota ya Cuba con toda su fuerza después de dejar un enorme rastro de destrucción en Jamaica y Haití, donde se contabilizan … ya diez muertes. Las enormes trombas de agua caídas en este último territorio han desbordado el río La Digue e inundado la ciudad de Petit-Goâve, al sur de la isla, donde decenas de casas se han venido abajo. Además de la decena de fallecidos, las autoridades buscan a varios desaparecidos.
Seis provincias se encuentran en máxima alerta en Cuba mientras la lluvia ensancha los ríos, provoca deslizamientos de tierra y el viento se hace notar con el derribo de árboles, vallados y tejados. Las ráfagas que golpean la isla alcanzan unos 193 kilómetros por hora después de que la tormenta haya perdido potencia tras su paso por Jamaica, donde en algunos puntos se registraron rachas superiores a 300 kilómetros por hora.
Unas 750.000 personas han abandonado sus propiedades y se han guarecido en los refugios, sobre todo en las áreas rurales y costeras más expuestas al ciclón. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha avisado de que las próximas horas serán «muy difíciles» para todo el país, pero «nos recuperaremos».
En Las Bahamas también cunde el estado de alerta. Es la siguiente escala de ‘Melissa’. Seis islas del archipiélago han recibido órdenes de evacuación ante las marejadas ciclónicas que se prevén y las lluvias torrenciales.
En Jamaica, mientras tanto, cunde la sensación de la tragedia. Después de una noche de total oscuridad, la isla amanece y con las primeras luces podrán activarse todos los recursos de ayuda. «Estamos esperando que amanezca para que los equipos puedan evaluar la magnitud total de los daños, pero los primeros indicios muestran que el huracán fue un desastre y una catástrofe sin precedentes para la isla», ha explicado uno de los jefes de la Cruz Roja británica, Alexander Pendry, cuyo personal se encuentra desplegado en los refugios para atender a los desalojados.
El viento, de una potencia hasta ahora desconocida en este rincón del Caribe, y las lluvias torrenciales han causado enormes daños en la isla, con especial intensidad en la capital, Kingston, y comunidades como Saint Elizabeth o Black River, anegadas, con las calles convertidas en torrentes, y donde hay familias que han quedado aisladas. Saint Elizabeth «está bajo el agua», han descrito las autoridades.
El primer ministro, Andrew Holness, explicó esta madrugada que todavía no había constancia de víctimas mortales, pero «tememos que haya algunas pérdidas de vidas» dada la envergadura de los destrozos. Numerosas viviendas y negocios han quedado arrasados.
«Toda Jamaica ha sentido el impacto», ha explicado esta madrugada Desmond McKenzie, vicepresidente del Consejo de Gestión de Riesgos de Desastres, antes de precisar que todavía es imposible precisar los daños totales debido al aislamiento y la caída de las comunicaciones en numerosos municipios. Tampoco existe un informe oficial de posibles víctimas mortales. El Gobierno ha instado a los jamaicanos a reportar cuanto antes sobre personas atrapadas o desaparecidas, pero el corte de la telefonía e Internet dificulta esta labor. «Esperemos que no haya ninguna», ha alentado McKenzie.
Cuatro hospitales, Falmouth, Noel Holmes, Cornwall y Black River, han quedado inoperativos o funcionan a bajo rendimiento tras haber sufrido inundaciones. En este último fue necesario evacuar a unos 70 enfermos tras la caída de los techos de una planta. El sistema de salud de la isla se enfrenta a «una de las peores crisis que podemos recordar», señaló el ministro de Emergencias.
Las rachas de viento, que se acercaron a los 300 kilómetros por hora en algunos momentos, arrancaron tejados, derribaron árboles, hicieron volar postes de electricidad e incluso una gasolinera, que fue literalmente levantada del asfalto. La red de carreteras está «bloqueada en casi todas las parroquias» debido a las inundaciones, unas riadas que se ha llevado grandes trozos de asfalto, los deslizamientos de tierra y los troncos cruzados en el suelo. Las autoridades afirman que la infraestructura eléctrica registra daños generalizados. El servicio de Internet ha caído por debajo del 30% en toda la isla y más de 530.000 ciudadanos están bajo los efectos de un apagón. En los refugios 15.000 personas permanecen a resguardo de las intensas lluvias que todavía se producen y amenazan con nuevas inundaciones.
La amenaza se cierne ahora sobre Cuba. A su paso por Jamaica, ‘Melissa’ disminuyó su poder destructuvo a categoría 3, pero de nuevo aumentó a nivel 4. La tempestad tocó tierra a primeras horas de este miércoles en territorio cubano «como un huracán mayor extremadamente peligroso, según el Centro Nacional de Huracanes de EE UU, que ha aconsejado a los residentes «buscar refugio seguro de inmediato». La Comisión Nacional de Salud ha advertido a las Bahamas que también «deben acelerarse las medidas para proteger la vida y la propiedad».
El Gobierno cubano ha evacuado a más de 750.000 ciudadanos en las áreas de riesgo: Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín y Las Tunas. Las bandas externas de ‘Melissa’ llegaron a la región oriental en forma de grandes precipitaciones como preludio de las lluvias torrenciales posteriores, que han anegado algunos municipios. Las autoridades han dejado a toda la región prácticamente a oscuras tras desconectar las redes de suministro en un intento de minimizar los daños en el sistema eléctrico.
«Las personas se están preparando para prevenir los daños del huracán. Están creando todas las condiciones para proteger lo que tienen, sus bienes. Muchos quitan los techos, otros los protegen con amarras, sacos de arena o grava para evitar que el viento los levante, y mientras se llevan los electrodomésticos y los coches a las casas y las zonas más resistentes», relata un vecino de Holguín al diario ‘Gramma’.
La mayoría de los residentes se ha aprovisionado de alimentos para resistir varios días y muchos afirman que el Estado «no nos está asistiendo» de la misma manera en que lo hacía antaño. «No se siente el ambiente que en otros tiempos se sentía, que el Estado era el que se encargaba de todo. Ahora la gente lo está haciendo individualmente».
El mayor huracán
El fenómeno atmosférico «está afectando la región oriental de Cuba con chubascos y lluvias, incrementándose gradualmente con la cercanía y paso de Melissa. Estas precipitaciones serán fuertes e intensas en algunas localidades, principalmente en zonas montañosas, con acumulados entre 200 y 450 milímetros».
El huracán ‘Melissa’ azotó este martes Jamaica como una de las tormentas más poderosas del Atlántico que ha tocado tierra desde la existencia de registros. Produjo lluvias torrenciales, marejadas ciclónicas y vientos de casi 300 kilómetros por hora, solo 8 kilómetros por hora menos que el récord en este tipo de temporales. El huracán de categoría 5 -la máxima-, tocó tierra en el suroeste de la isla y entró por la zona cercana a New Hope.
A última hora de este martes, diez personas habían muerto y otras trece se encontraban heridas. Todas ellas fallecieron en medio de las primeras señales de la tormenta. Dos ciudadanos fueron aplastados por la caída de árboles y el tercero resultó electrocutado. Con ellos, eran siete los fallecidos a causa de ‘Melissa’ después de haber cruzado Haití y República Dominicana, donde se contabilizó además un desaparecido. Anoche la tormenta se dirigía hacia Cuba y las autoridades advirtieron de que se tardarán «días o incluso semanas» en hacer balance de los daños personales y materiales.
En realidad, anoche no se sabía con precisión si los refugios habían aguantado ni cómo las localidades costeras soportaron el impacto. Grandes zonas se hallaban incomunicadas. Al paso de ‘Melissa’ los cortes de electricidad, telefonía e internet fueron generalizados y afectaron a unas 250.000 personas. Muchas comunidades costeras del sur, como St Catherine, St Elizabeth y Westmoreland sufrieron graves inundaciones por las extremas marejadas, que registraron olas de entre cuatro y nueve metros de altura. Los ríos se desbordaron y el Servicio Meteorológico estimó acumulaciones de lluvia de entre 38 y 76 centímetros por metro cuadrado. «Muy pocas estructuras pueden soportar un huracán de esta categoría», dijo Evan Thompson, director principal de este departamento. Las autoridades instaron a los jamaicanos a no salir de sus hogares y se refirieron a la devastadora tormenta como «una situación extremadamente peligrosa y potencialmente mortal».
Al tocar tierra, sin embargo, ‘Melissa’ disminuyó ligeramente su fuerza y los vientos máximos sostenidos pasaron de 295 a 265 kilómetros por hora. A pesar de este modesto debilitamiento, la tormenta continuó siendo un ciclón monstruoso y las rachas huracanadas se extendieron hasta 45 kilómetros más allá de su núcleo. Los vientos con fuerza de tormenta tropical llegaron a sentirse a 315 kilómetros.
El ministro de Cambio Climático, Matthew Samuda, aseguró que el huracán «ha tenido un efecto catastrófico en Jamaica», con grandes destrozos. «Estamos monitoreando la situación muy cuidadosamente y esperamos que las situación amaine ligeramente para que los equipos de rescate puedan salir al auxilio».
Samuda señaló que todas las regiones de la isla habían sido «inundadas por las lluvias» y que las autoridades estaban recibiendo continuos informes de «infraestructuras públicas gravemente dañadas, hospitales y lugares de resguardo», así como muchos hogares «inundados». Puentes y carreteras quedaron inutilizados por el agua, incluidas algunas vías que daban acceso a zonas remotas, según informó la Agencia Nacional de Obras de Jamaica.
En dirección a Cuba
«Alrededor del 70 % de la población de la isla vive a menos de cinco kilómetros del mar», explicó el ministro y argumentó que, a pesar de que se hicieron previsiones y se llevaron a cabo planes de emergencia antes de la llegada del ciclón, «son limitadas las cosas que pueden hacerse para prepararse ante una tormenta de esta naturaleza». «Se trata de una situación muy delicada», subrayó.
A primeras horas de la tarde, varias comunidades se encontraban aisladas por las lluvias torrenciales y las fuertes ráfagas de viento habían cortado algunas de las carreteras. Siete ciudades costeras, entre ellas Kingston y Port Royal, fueron desalojadas con antelación. Las autoridades instaron a la población a acudir a los refugios hasta el último momento, ya que la mayoría de los ciudadanos prefirió quedarse en sus casas. Dos horas antes de que el temporal azotase el litoral, solo 6.000 personas habían acudido a los 881 centros habilitados en la isla. Las autoridades calcularon que unos 50.000 habitantes podrían sufrir graves consecuencias, pero que hasta 1,5 millones de personas llegarían a verse afectadas.
La alerta es general en todo el Caribe. Cuba, donde se esperaba la llegada de ‘Melissa’ esta madrugada pasada, desalojó este martes a 900.000 ciudadanos. En Bahamas también se ha puesto en marcha un plan de emergencia. E incluso Estados Unidos retiró ocho buques de guerra -destinados a la reciente lucha contra el narcotráfico emprendida por Donald Trump en aguas caribeñas- que se encontraban en la ruta del ciclón y vació la base militar de Guantánamo.
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