Para cambiar el presente, el Barcelona tenía que mirar al futuro y no al pasado. Cuentan en los despachos del Camp Nou que, cuando Xavi Hernández insistía en repatriar a Leo Messi tras su traumática salida al PSG —Joan Laporta no cumplió con lo que habían apalabrado—, una voz importante de la directiva advirtió: “Si vuelve, es peligroso. Va a mandar más que nosotros. Además, tenemos al niño este que se quería llevar el PSG”.
La aparición del 19, que tiene números similares a los del argentino, es determinante para contagiar de atrevimiento al Barcelona, pero no soluciona los problemas de la zaga en Europa: 20 goles recibidos
Para cambiar el presente, el Barcelona tenía que mirar al futuro y no al pasado. Cuentan en los despachos del Camp Nou que, cuando Xavi Hernández insistía en repatriar a Leo Messi tras su traumática salida al PSG —Joan Laporta no cumplió con lo que habían apalabrado—, una voz importante de la directiva advirtió: “Si vuelve, es peligroso. Va a mandar más que nosotros. Además, tenemos al niño este que se quería llevar el PSG”.
Ese “niño” era Lamine Yamal. Algunos responsabilizan a Xavi de que Lamine optara por quedarse en el Barcelona; otros, a la dirección del área deportiva, entonces liderada por Mateu Alemany. Lo cierto es que la perla de La Masia no tardó en alcanzar el primer equipo, tampoco en prácticamente clonar las estadísticas de Messi en sus primeros 100 partidos con el Barcelona. El argentino celebró su centenario como azulgrana con una planilla de números de 41 goles y 20 asistencias. Es decir, había participado en 61 tantos. Lamine, por su parte, ha firmado 20 goles y repartido 33 asistencias. Ha estado, entonces, directamente involucrado en 53 tantos.
La diferencia, en cualquier caso, radica en la precocidad. Mientras la Pulga llegó a los 100 partidos con el Barça a los 20 años y 248 días, Lamine lo hizo con apenas 17 años y 271 días.
Sin embargo, la alegría por su centenario tuvo un dejo de amargura para Lamine: el 3-3 contra el Inter, en la ida de la semifinal de la Champions League. Y el canterano, por auténtico o descarado, no lo ocultó: con el gesto serio posó junto a sus compañeros después de que el capitán Ter Stegen le entregara la camiseta con el dorsal 100. “Confío mucho en mi equipo, pero hay que ganar partidos como este. En la vuelta lo daremos todo y pasaremos”, destacó Lamine, ya más tranquilo, cuando habló para las televisiones con derechos.
Valiente y desprejuiciado, esencialmente atrevido y despreocupado, en el club azulgrana son más directos a la hora de definir la personalidad irreverente de Lamine: “Tiene unos cojones…”.
La realidad es que el Barça pasaba de fiasco en fiasco en Europa: algunos dolorosos, como las remontadas sufridas frente a la Roma (2018) y el Liverpool (2019); otros humillantes, como ante el Bayern en Lisboa; también estuvieron las ruinosas económicamente, como cuando el equipo de Xavi descendió a la Europa League en 2022 y 2023, para luego ser eliminado en cuartos de final frente al PSG en 2024. Un nefasto saldo que dejó al Barça fuera del próximo Mundial de Clubes.
Pero el Barcelona dejó de lamentar el pasado o de intentar revivirlo con Messi en la plantilla. La receta estaba en una fórmula inesperada: la sabiduría de un técnico etiquetado de gestor y que no sabía hablar castellano y la de un chaval de 17 años.
Flick ha inyectado optimismo en el equipo, mientras que Lamine ha contagiado su desparpajo, y evidentemente, su talento. En definitiva, la ambición y el atrevimiento de Lamine, lo que en la entidad azulgrana se conoce como “sus cojones”, despertaron a una plantilla que no recibió más incorporaciones que la de Olmo (se ha perdido 20 partidos por lesión), Pau Víctor, y la de un preparador físico: Julio Tous.
Pero ni la exigencia de Tous en los entrenamientos ni la rebeldía de Lamine en los partidos ocultan un problema que se agudiza en el Barça de Flick: la defensa. El cuadro azulgrana ha recibido un total de 20 goles en esta edición de la Liga de Campeones, una media de 1,54 por partido. “Es verdad que nos marcan muchos goles, pero nosotros también marcamos”, defiende una fuente del área deportiva. No engañan en los despachos de Sant Joan Despí: el Barcelona lleva 40 goles (3,08 por partido). Sin embargo, la ferocidad goleadora se iguala con la fragilidad defensiva ante el Inter, un hándicap que dejó la eliminatoria abierta de cara al partido de vuelta, el próximo martes en el estadio de San Siro.
Los problemas del Barcelona en la zaga comenzaron en la pretemporada, cuando el director deportivo, Deco, no tuvo margen económico para fichar a un lateral derecho con experiencia que pudiera jugar también por el ala (es lo que aspira a incorporar este verano si el fair play se lo permite), y se agudizaron con la lesión de Ter Stegen. Mientras el portero alemán presiona para volver a jugar, a Szczesny se le comienza a borrar su estrella: ha recibido seis goles en los últimos dos partidos de Champions y en total ha encajado 13 en siete duelos (1,86). La media de Ter Stegen en sus 93 apariciones en la Liga de Campeones con la camiseta azulgrana es de 1,19 (111 goles). “Es inaceptable encajar tantos goles en casa”, se quejó Raphinha. Flick, en cambio, fue más condescendiente: “Estamos hablando de una semifinal de la Champions. Hay grandes equipos y ellos tienen una gran experiencia”.
Koundé, nueva baja
Las lesiones han sido un golpe difícil de sortear para Flick en la eliminatoria ante el Inter. Alejandro Balde se convirtió en una baja sensible: el técnico alemán no termina de confiar en Gerard Martín, mientras mantiene en el ostracismo a Héctor Fort por sus problemas disciplinarios. Al agujero en la banda izquierda, se le sumó la lesión del jugador que prácticamente no sabía lo que era descansar: Koundé, con 4.423 minutos disputados hasta el duelo contra el Inter, el azulgrana que más había participado. Según informó el Barcelona, el lateral francés sufre una lesión distal en el bíceps femoral del muslo izquierdo. Estará de baja, al menos, las próximas dos semanas.
Los distintos contratiempos obligaron a Hansi Flick a dibujar una defensa controvertida para el ADN azulgrana: terminó el duelo con cuatro centrales (Eric, Araujo, Cubarsí e Iñigo). “La lesión de Jules nos ha afectado. Ha sido un mes muy cargado y estas cosas pasan. El equipo está bien físicamente”, reflexionó Flick.
Para cambiar la historia del equipo en Europa, ya no se podía mirar al pasado de Messi, sino al futuro de Lamine Yamal. “Es un genio”, concluyó Flick. Después de los chascos con Valverde (2018 y 2019), Setién (2020) y Xavi (2022 y 2023), el Barcelona vuelve a brillar en la Liga de Campeones con Lamine. La euforia no es completa: padece en defensa.
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