El inicio de las operaciones encubiertas, anunciado desde hace semanas por Trump, abre un nueva dimensión en la aparente estrategia para derrocar a Maduro El inicio de las operaciones encubiertas, anunciado desde hace semanas por Trump, abre un nueva dimensión en la aparente estrategia para derrocar a Maduro
Este martes finalmente se ha desvelado que fue la CIA quien lanzó un ataque con drones contra una instalación portuaria en Venezuela la semana pasada. … La operación, de la que se van conociendo datos a cuentagotas, marca el inicio de la segunda fase de la ofensiva del Gobierno estadounidense contra el régimen de Nicolás Maduro, que arrancó con la destrucción de presuntas narcolanchas y continuó con la incautación de petroleros.
El ataque de hace una semana se centró en un muelle en el que el presidente estadounidense, Donald Trump, asegura que operaba la banda de narcotraficantes Tren de Aragua. Según informa el periódico ‘The New York Times’, no había nadie presente en la instalación en el momento del bombardeo, por lo que no hubo víctimas.
La organización criminal almacenaba narcóticos en esta «gran instalación» y preparaba la droga para cargarla en barcos y proceder a su distribución. No está claro el día en el que se realizó la operación, pero el pasado viernes Trump afirmó vagamente en una entrevista a la radio neoyorquina WABC que «habían atacado una gran instalación desde la que salen los barcos» dos días antes, por lo que es probable que sucediera el miércoles de esa semana.
Sin detalles
Trump no precisó la ubicación de la nave ni dio más detalles de la actuación, envolviendo el ataque en el secretismo habitual de las actuaciones de la CIA. El lunes, el líder republicano rehuyó las preguntas de los periodistas respecto a este tema, pero confirmó que Estados Unidos fue el responsable, y ayer funcionarios cercanos a la intervención confirmaron que se trata de la primera operación encubierta terrestre de los servicios de Inteligencia estadounidenses en territorio venezolano.
Trump lleva semanas advirtiendo de que incrementaría la presión sobre el Gobierno de Maduro, a quien acusa de participar en el tráfico de drogas, sobre todo por su papel como intermediario en la distribución de la cocaína producida en Colombia. El ataque al Tren de Aragua le habría permitido matar dos pájaros de un tiro, pues además de avanzar en su lucha contra el narcotráfico también habría aumentado la presión sobre el presidente venezolano, a quien Trump quiere obligar a dimitir mediante su agresiva campaña militar.
El ataque escala significativamente el conflicto entre EE UU y Venezuela, que ya deja más de 30 embarcaciones destruidas en el Caribe y el Pacífico oriental y el bloqueo de varios petroleros que llegan y salen del país caribeño. En un curioso intento por evitar esos abordajes, uno de los buques que logró escapar de las fuerzas estadounidenses en aguas del Caribe pintó una bandera rusa en el casco para tratar de lograr protección de Moscú. Sin éxito.
Altos cargos de la Casa Blanca han asegurado públicamente que tienen la intención de seguir atacando a los presuntos narcotraficantes utilizando una estrategia similar a la utilizada para matar terroristas durante su contra el terrorismo islámico, una campaña en la que la CIA también fue crucial. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha calificado a los narcotraficantes latinoamericanos como «la Al Qaeda de su hemisferio» y ha asegurado que los están persiguiendo «con la misma sofisticación y precisión» con la rastrearon al grupo terrorista.
No queda claro si el dron utilizado en el ataque contra Venezuela era propiedad de la CIA o si había sido prestado por el ejército estadounidense, pero el Pentágono ha ubicado varios drones en bases de Puerto Rico como parte de la campaña de presión a Maduro, por lo que podría proceder de una de ellas.
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