El ministro hebreo de Defensa dice que «no va a entrar ninguna ayuda humanitaria» hasta que se pacte la entrega de los rehenes El ministro hebreo de Defensa dice que «no va a entrar ninguna ayuda humanitaria» hasta que se pacte la entrega de los rehenes
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha recalcado este miércoles que el Gobierno hebreo no trabaja con la vista puesta en un levantamiento del … actual bloqueo a la entrada de ayuda humanitara en la Franja de Gaza. Al contrario, el dirigente ha defendido que este impedimento reduce la influencia de Hamás en el enclave palestino, ya que sostiene que el actual sistema está en manos del grupo islamista. Por ello, ha propuesto un nuevo mecanismo «civil» para facilitar el reparto de suministros y bienes básicos en el futuro. Pero no de forma inmediata, ha matizado el ideólogo del plan tras las críticas que ha recibido.
«Detener la ayuda humanitaria reduce el control de Hamás sobre la población», ha alegado Katz, a través de un comunicado en el que ha deslizado que no habrá cambios en la actual operación militar sobre la Franja, por ejemplo en materia de evacuaciones forzosas o en el despliegue de efectivos en las denominadas «zonas de amortiguación».
Método de presión
Así, Tel Aviv mantiene su hoja de ruta y contempla el cerrojazo de la ayuda humanitaria como una forma de «presionar» a Hamás, con la intención de que la milicia se pliegue a aceptar los postulados de Israel y su principal aliado, Estados Unidos, como la liberación de todos los rehenes que aún permanecen secuestrados en Gaza. En caso contrario, Katz avisa que las autoridades israelíes están dispuestas a «pasar a las siguientes etapas».
Unos planes militares que las familias de los cautivos han calificado de «fantasía», tildándolos de palabras vacías. «Garantizaron traer de vuelta a los rehenes por encima de todo, pero en realidad Israel prefiere apoderarse antes del territorio. Habían prometido abrir las puertas del infierno y ahora preparan de forma discreta la reanudación de la ayuda humanitaria », han cargado contra el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu. «Ha llegado el momento de detener las falsas promesas y consignas. Es imposible continuar la guerra y al mismo tiempo liberar a todos los rehenes», defiende el Foro de Familias, quien añade que la única manera de lograr la libertad de todos los cautivos de una vez es un acuerdo a cambio del fin de la guerra.
Las críticas contra el anuncio de Kartz sobre una reanudación de la entrada de suministros básicos en Gaza habían llegado desde la oposición y dentro del propio gabinete. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, reaccionó a través de las redes sociales para manifestar que haría todo lo posible para detener el «error histórico» de levantar el bloqueo a la ayuda humanitaria en la Franja, poco después del comunicado de su compañero de Gobierno sobre sus intenciones de renovar el flujo de asistencia a través de organizaciones civiles. «Mientras nuestros rehenes sigan muriendo en los túneles, no hay razón para que entre ni un gramo de comida ni ayuda en Gaza», expresó Ben Gvir.
Aclaracion
Tras la polémica levantada por su propuesta, el ministro de Defensa ha tenido que desmentir que de sus palabras pueda deducirse en ningún caso una reanudación inminente del envío de ayuda, pese a la presión ejercida por gobiernos extranjeros y oenegés que sí abogan por poner fin a la interrupción del suministro de bienes básicos. «La política de Israel es clara y ninguna ayuda humanitaria está a punto de ingresar en Gaza. Nadie se está preparando para ello», ha subrayado Katz en unas declaraciones recogidas por el periódico ‘Times of Israel’.
«Es una vergüenza que haya quienes intenten engañar», denuncia el responsable de la Defensa israelí aludiendo a los políticos de la derecha que no tardaron en atacarle tras su anuncio y deja claro cuál es el postulado que ha planteado: «Hice hincapié en que, de cara al futuro, se debe crear un mecanismo para utilizar empresas civiles, para evitar que Hamás acceda a la ayuda en el futuro».
En este sentido, Kartz ha alegado que la ayuda supone «una de las principales herramientas» de presión y ha abogado por organizar antes de cualquier cambio un mecanismo que, a partir de empresas civiles, facilite la entrada de productos básicos sorteando cualquier posible control por parte de Hamás.
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