El Real Madrid tendrá que seguir remando para pelear por la Euroliga, ya que su derrota ante el París Basketball le aboca a un partido a vida o muerte frente al Bayern, que le ganó al Estrella Roja en la prórroga (95-93). Será de nuevo en casa el próximo viernes. Nunca se vio el Real Madrid en estas. La irregularidad de la fase regular le pasó factura y por eso se vio en la tesitura de tener que jugar una repesca, en principio más clemente que la que disputaron Bayern y Estrella Roja y que dejó a los serbios en la calle. Al menos, Madrid y París podían gastar una bala más.
Perdió frente al dinámico París Basketball, que consigue meterse entre los ocho mejores de la Euroliga
El Real Madrid tendrá que seguir remando para pelear por la Euroliga, ya que su derrota ante el París Basketball le aboca a un partido a vida o muerte frente al Bayern, que le ganó al Estrella Roja en la prórroga (95-93). Será de nuevo en casa el próximo viernes. Nunca se vio el Real Madrid en estas. La irregularidad de la fase regular le pasó factura y por eso se vio en la tesitura de tener que jugar una repesca, en principio más clemente que la que disputaron Bayern y Estrella Roja y que dejó a los bosnios en la calle. Al menos, Madrid y París podían gastar una bala más.
Protagonistas de un partido vibrante hace un par de semanas, con un marcador espectacular (105-104), sin desafección en defensa, pero con dos ataques más que brillantes, la cita en el pabellón blanco se antojaba similar. El equipo parisino no especula, acostumbra a llevar a sus rivales al límite y al caos. Perdieron en Turquía frente al Fenerbahçe (101-100) en un partido similar al del Madrid. Thiago Splitter ha montado un equipo valiente, que no se amilana. Eso se vio de nuevo ante el Real.
En la primera parte París no se salió ni un ápice de su guion, jamás pisó la línea continua para cambiar de carril. Shorts y Hifi dirigieron las operaciones que todos sus compañeros ejecutaron. “Ellos juegan a eso”, comentaba Facundo Campazzo al descanso. El argentino, muy responsabilizado por la trascendencia del partido, tomó la manija desde el principio, y todo el Madrid comenzó encomendándose a los balones interiores hacia Tavares. El plan funcionaba hasta que el pívot madridista cometió una falta, la protestó, los árbitros le pitaron una técnica y se tuvo que sentar en el banquillo, del que no regresó a la cancha hasta la segunda parte.
Sin el poder de intimidación del jugador de Cabo Verde, el equipo de Chus Mateo perdió presencia en la pista. Dominó el marcador los primeros minutos, pero un triple de Herrera hizo saltar las alarmas (18-23), porque París anotaba fácil y empezaba a despegarse. Acabó el primer cuarto con cinco puntos de diferencia para los franceses (22-27) y la sensación de que seguían jugando a lo que ellos necesitaban.
Las cosas siguieron igual en el segundo parcial, con el Real Madrid demasiado precipitado en algunas acciones y un rebote dominado totalmente por París (25 por 13 del Real), además, sin dar opciones apenas a una segunda jugada de los blancos, que sin Tavares en la pista, solo atraparon dos en ataque.
Después de que Hifi, que se estaba convirtiendo en una pesadilla, anotara dos triples consecutivos, la ventaja se amplió a ocho puntos, que subió a diez al descanso (36-46). “Han sido muy efectivos en ataque”, apuntaba Campazzo. Salió Tavares tras el descanso y el Madrid quiso darle más intensidad al juego. Consiguió, con un 8-1 de parcial, levantar al público de sus asientos (44-55), pero Thiago Splitter paró el partido, y en un instante consiguió neutralizar la reacción madridista (49-61).
Parecía que no iba a encontrar soluciones Chus Mateo desde el banquillo, pero sí que lo hizo, porque la salida de Feliz por Campazzo, y la obligada de Ibaka para reemplazar a Tavares, refrescaron un tanto el juego del Real Madrid, que sumó otro parcial favorable de 9-0 que otra vez encogió la diferencia a solo cuatro puntos del final del tercer cuarto. Y secaron el pozo parisino, además dominaron el rebote (14-4).
Todo quedaba para los últimos diez minutos, y el Madrid siguió igual, sin conceder opciones a los parisinos, que tardaron 170 segundos en anotar sus primeros puntos del último parcial, seis minutos en total sin sumar, una crisis en toda regla. A falta de acierto anotador, el equipo de Splitter, al menos, apretó en defensa y evitó que el Real Madrid pudiera ponerse por delante en el marcador. Tuvo varias oportunidades de hacerlo, pero pasaban los minutos y entre aciertos del rival y errores propios, no llegaba el momento. Falló Deck un triple cómodo y en la siguiente acción, Jantunen sumó un triple que llevó la diferencia a cuatro puntos de nuevo a falta de cuatro minutos y otro más de Hifi, en una postura imposible, la amplió a seis (68-74) a falta de 2.40m.
Desde ese momento todo fueron precipitaciones y decisiones mal tomadas que acabaron en la derrota blanca, que encumbra a un neófito París y aboca al equipo madridista a jugársela a una carta frente al Bayern, el viernes, otra vez en el Movistar Arena. No habrá más oportunidades de meterse entre los ocho mejores de la Euroliga.
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