“Hoy te pones por primera vez una camiseta del Real Madrid”, le dijo Florentino Pérez a Reinier Jesus durante su presentación, en febrero de 2020, en el antepalco del Bernabéu. Pero fue la primera y la última para este centrocampista ofensivo, que costó 30 millones de euros y este viernes cerró un lustro en la Castellana con un balance de cero partidos disputados en el equipo blanco. Jugó tres encuentros con el Castilla nada más llegar, le metió un doblete al Coruxo en Primera Federación, apareció la pandemia y, ese septiembre, inició una serie de cesiones por Europa cuya trayectoria muestran su devaluación.
El mediapunta brasileño se desvincula del club blanco tras cinco temporadas de cesiones estériles y se marcha al Atlético Mineiro
“Hoy te pones por primera vez una camiseta del Real Madrid”, le dijo Florentino Pérez a Reinier Jesus durante su presentación, en febrero de 2020, en el antepalco del Bernabéu. Pero fue la primera y la última para este centrocampista ofensivo, que costó 30 millones de euros y este viernes cerró un lustro en la Castellana con un balance de cero partidos disputados en el equipo blanco. Jugó tres encuentros con el Castilla nada más llegar, le metió un doblete al Coruxo en Primera Federación, apareció la pandemia y, ese septiembre, inició una serie de cesiones por Europa cuya trayectoria muestran su devaluación.
Empezó la serie de préstamos con dos temporadas en el Dortmund y la acabó en Segunda con el Granada, previo paso por el Girona y Frosinone. En ningún destino, ni alto ni bajo, convenció y, cuando todavía le restaba otra temporada de vinculación en Chamartín, todas las partes acordaron la rescisión del contrato y el brasileño, que había llegado con 18 años, hizo las maletas de vuelta a su país, al Atlético Mineiro.
Reinier es, de momento, el gatillazo de la productiva política de contratación de jóvenes cariocas iniciada por el Madrid con Vinicius en 2018. El seleccionador sub-17 de entonces, Guilherme Dalla Dea, lo había comparado con Kaká y Raí, nada menos, y al muchacho no le pareció una exageración. “Yo también creo que me parezco a Kaká. De niño, le vi jugar en el Milan, el Madrid y Brasil, y me inspiró. Puede que nos asemejemos en el pase y la finalización, pero nuestra virtud en común es la arrancada”, aseguró antes de fichar por los blancos. El mediapunta había despuntado en los meses previos en el Flamengo, donde marcó seis goles en 15 encuentros. De allí había surgido también Vini, con el que se le ha visto veranear en este tiempo. Sin embargo, el césped abrió un océano de distancia en sus carreras.
“Estuve cedido cinco años. No era feliz”, afirmó el centrocampista hace unos días, en cuanto puso el pie en Brasil, a la espera de que la operación retorno se hiciera oficial. “Estoy muy contento con el proyecto y creo que saldrá muy bien. Feliz de este cariño, que antes no tenía”, deslizó.
Él se convirtió en el único fichaje del Madrid durante un año y medio por culpa de la covid, entre ese invierno de 2020 y los últimos días de agosto de 2021, cuando el club regresó al mercado con la compra de Camavinga. La idea era que se fogueara en una primera etapa en el Castilla, pero el plan se cortó abruptamente con la expansión de la plaga y, a partir de ahí, no hubo manera de enderezar su paso por el viejo continente.
El primer préstamo, para dos cursos (2020-22), fue al Borussia Dortmund, un lugar y una Liga que habían sido provechosos para otros jóvenes de Valdebebas. El suyo se saldó de forma muy pobre: apenas disputó el 8,5% de los minutos. Por el muro amarillo pasaron en ese periodo tres técnicos (Lucien Favre, Edin Terzic y Marco Rose), y a ninguno convenció. No llegó, según apuntó la dirección deportiva, en buen tono físico. La saudade se fue apoderando del joven, que sufría con el idioma y la lejanía de su familia. Hizo buenas migas con Jude Bellingham y Erling Haaland, pero la falta de participación lo condujo a la intrascendencia.
Sin convocar al final con el Granada
“El Madrid pagó mucho dinero por él. Es el momento de que se reivindique. Tiene gol, último pase y físicamente es un portento”, afirmó Michel, el entrenador del Girona, que lo reclutó para la 2022-23. Pero tampoco. Sí tuvo algo más más huella -menos era difícil-, aunque insuficiente. Las lesiones lo dejaron fuera un tercio de la Liga.
En 2023 probó la Serie A, el Frosinone. Aquí, su entrenador Eusebio di Francesco advirtió, como en Alemania, que había llegado “en malas condiciones físicas” por llevar “25 días entrenando solo”. Alcanzó, eso sí, un tramo de protagonismo (tres tantos y dos asistencias en 1.100 minutos), pero, al final, tampoco. El equipo perdió la categoría y Reinier se marchó de Italia.
Su depreciación ya era evidente y, hace un año, no encontró acomodo hasta los últimos días del mercado, en Segunda con el Granada. Otro descenso en su trayectoria que acabó con apenas 15 minutos disputados desde marzo y los últimos cuatro partidos, ni convocado. El apeadero final del triste paso de Reinier Jesus por Europa.
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