La cumbre de la ONU sobre la Financiación del Desarrollo celebrada en Sevilla ha sido una notable ocasión para poner al desnudo los estragos causados por ciertos inversores privados en los países pobres. Entre los documentos elaborados con motivo de la conferencia destaca Del beneficio privado al poder de lo público, elaborado por Oxfam. Un texto que se apoya en un centenar de investigaciones rigurosas que reflejan distintos aspectos del deterioro de las condiciones de vida de media humanidad durante la última década. En síntesis, más de 3.700 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven en situación de pobreza y más de 700 millones pasan hambre. Al mismo tiempo, desde 2015, el 1% más acaudalado ha aumentado su riqueza en 33,9 billones de dólares, (28,7 billones de euros). “Una cantidad que permitiría acabar con la pobreza mundial anual más de 22 veces”, según la Organización No Gubernamental.
La cumbre de la ONU en Sevilla ha servido para señalar los estragos que ciertos inversores privados causan en los países pobres
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos
La cumbre de la ONU en Sevilla ha servido para señalar los estragos que ciertos inversores privados causan en los países pobres


La cumbre de la ONU sobre la Financiación del Desarrollo celebrada en Sevilla ha sido una notable ocasión para poner al desnudo los estragos causados por ciertos inversores privados en los países pobres. Entre los documentos elaborados con motivo de la conferencia destaca Del beneficio privado al poder de lo público, elaborado por Oxfam. Un texto que se apoya en un centenar de investigaciones rigurosas que reflejan distintos aspectos del deterioro de las condiciones de vida de media humanidad durante la última década. En síntesis, más de 3.700 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven en situación de pobreza y más de 700 millones pasan hambre. Al mismo tiempo, desde 2015, el 1% más acaudalado ha aumentado su riqueza en 33,9 billones de dólares, (28,7 billones de euros). “Una cantidad que permitiría acabar con la pobreza mundial anual más de 22 veces”, según la Organización No Gubernamental.
Esta catástrofe humanitaria se ha agravado durante la última década tras los cambios en las instituciones de desarrollo que tratan de sustituir las acciones públicas por los inversores privados. Dentro de los operadores privados resulta especialmente nociva la actuación de los denominados “fondos buitre”, especializados en la compra de deuda de los Estados que están al borde de la quiebra. Como explica el estudio Los fondos buitre en el contexto de la deuda soberana, del African Development Bank Group, “los fondos buitre compran deuda, a menudo con grandes descuentos, con la intención de demandar al deudor para recuperarla por completo. Los fondos buitre han promediado tasas de recuperación de entre 3 y 20 veces su inversión, lo que equivale a rendimientos (honorarios legales netos) del 300% al 2.000%”. La operativa de estos fondos es particularmente destructiva al impedir alcanzar acuerdos de reestructuración o reducción de deuda que habrían supuesto un alivio para muchos países.
Los países pobres son cada vez más conscientes de las causas de su retraso. Otro trabajo de Oxfam, Takers not makers: the unjust poverty and unearned wealth of colonialism, (Tomadores, no creadores: la pobreza injusta y la riqueza inmerecida del colonialismo), señala que “el mundo actual sigue siendo colonial en muchos sentidos. El belga promedio tiene 180 veces más poder de voto en el Banco Mundial que el etíope promedio”. Y recuerda que “este sistema sigue extrayendo riqueza del Sur Global hacia el 1% de los superricos del Norte Global a un ritmo de 30 millones de dólares por hora. Esto debe revertirse”.
En este escenario tienen mucho sentido las iniciativas que abogan por una reforma fiscal internacional. Los economistas Gabriel Zucman, Olivier Blanchard y Jean Pisani-Ferry propugnan una tasa del 2% a la riqueza de los superricos. Oxfam recuerda que los milmillonarios tributan a un tipo efectivo del 0,3% de su riqueza.
España y Brasil presentaron en Sevilla una iniciativa para una mayor tributación de los más ricos “para contribuir a una mayor redistribución de la riqueza”. Cada vez hay más voces que advierten de que la creciente desigualdad y el expolio del Sur Global son absolutamente insostenibles.
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