El ataque ha devastado la terminal de Ras Issa, usada para la entrada de ayuda humanitaria, en un golpe al contrabando de petróleo por parte de los insurgentes El ataque ha devastado la terminal de Ras Issa, usada para la entrada de ayuda humanitaria, en un golpe al contrabando de petróleo por parte de los insurgentes
Estados Unidos ha bombardeado el puerto petrolero de Ras Issa, en el mar Rojo, donde se contabilizan al menos 74 muertos y 171 heridos. El … canal de televisión Al Masirah ha difundido imágenes del ataque. La destrucción alcanza a barcos, instalaciones terrestres y camiones cisternas convertidos en amasijos de hierros. Previamente, esta madrugada pasada, el mismo medio reprodujo cómo los incendios y las explosiones se sucedían con la llegada de los misiles. Luego, los rescatistas comenzaron a evacuar cadáveres y heridos en un trasiego constante y frenético que confirmaba la letalidad de la ofensiva.
Las bombas han caído sin cesar en una operación que se ha desarrollado entre la noche del jueves y la madrugada de este viernes. Según el Comando Central de EE UU, el objetivo consistía en golpear el contrabando de petróleo que proporciona sustanciosos ingresos a los rebeldes hutíes. Los militares pusieron la diana en la terminal de la provincia de Hodeia por la que circula la mayor cantidad de crudo en el país. Toda ella quedo arrasada.
La operación ha sido llevada a cabo por la flota aeronaval que el Pentágono mantiene desplegada frente a las costas yemeníes para proteger el tráfico comercial en el mar Rojo, amenazado por los insurgentes desde que Israel comenzó la ofensiva en Gaza. Los rebeldes disparan casi a diario misiles y cohetes contra los buques, que son repelidos por la Armada estadounidense en su mayoría. Aun así, han logrado restringir sustancialmente el paso de mercantes por la zona.
Los hutíes suelen disparar también contra la fortaleza flotante enviada por Estados Unidos. La semana pasada el Pentágono ordenó movilizar a la zona un segundo portaaviones, que acompañará al que permanece desde hace más de un mes combatiendo a la insurgencia yemení. Desde este primer portaaviones se planificó el pasado 15 de marzo el ataque aéreo contra instalaciones armadas, cuarteles y fábricas de drones hutíes que causó 53 muertos. Desde entonces, los bombardeos sobre los rebeldes son prácticamente diarias, aunque todavía el Comando central no ha conseguido desmantelar toda su infraestructura.
Reuters

La ofensiva de esta madrugada ha sido una de las más graves. El Ministerio de Salud yemení ha informado de la muerte de 74 personas, pero el número total de fallecidos podría superar el centenar. Este viernes se buscaban víctimas entre los restos destruidos de almacenes y barcos. Muchos de los heridos se encuentran también «muy graves». Los rebeldes aseguran que se trata de un «crimen de guerra».
En un largo comunicado, los hutíes afirman que el objetivo estadounidense ha sido destruir una «instalación civil vital que ha servido al pueblo yemení durante décadas, con el fin de impedirle recibir suministros esenciales y castigarlo por su postura justa y equitativa en apoyo del oprimido pueblo palestino». «Esta agresión completamente injustificada representa una flagrante violación de la soberanía y la independencia del Yemen y un ataque directo a todo el pueblo yemení».
Crudo y ayuda humanitaria
Rass Isa, Al Hudeidah y Salif son los tres puertos petroliferos de la región más importantes. La terminal atacada recibe un 70% de todas las importaciones, pero también por ella circula el 80% de la ayuda humanitaria que entra en la deprimida Yemen, según la ONU. La versión de Washington es diferente. El puerto, afirma el Pentágono, es utilizado por los insurgentes para el comercio ilícito de petróleo con el que financiarían sus «actividades terroristas». La organización también se lucraría acaparando y vendiendo parte de las mercancías humanitarias una vez dentro del territorio bajo su control.
De acuerdo con el Comando Central, las tropas han tomado con el bombardeo «medidas para eliminar esta fuente de combustible» y privar a los rebeldes de los «ingresos ilegales que han financiado sus esfuerzos para aterrorizar a toda la región durante más de diez años». Irán, que apoya a los hutíes, ha condenado estos bombardeos «bárbaros» y aseguró que constituyen una «flagrante violación de los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas». Su denuncia se produce en vísperas de que este sábado sendas delegaciones de Washington y Teherán se reúnan para continuar la negociación sobre un nuevo acuerdo nuclear.
AFP

El movimiento islamista palestino Hamás también denunció una «agresión flagrante» y un «crimen de guerra demostrado». Los insurgentes se han manifestado en varias ciudades yemeníes para protestar contra el ataque y mostrar su solidaridad a los palestinos en Gaza. Las televisiones muestran a cientos de personas protestando en las calles de Saná, la capital, y el feudo ebelde de Saadah al grito de «¡Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel!».
El ataque se ha producido horas después de que el Departamento del Tesoro de EE UU decidiera sancionar al Banco Internacional de Yemen y a tres de sus principales ejecutivos: el presidente, Kamal Husain al Yebry; el gerente ejecutivo, Ahmed Thabit Noman al Absi; y el gerente adjunto, Abdulkader Ali Bazara. El Gobierno de EE UU ha tomado esta medida tras considerar que la entidad financiera, ubicada en la capital yemení, Saná, está controlada por los hutíes y «respaldada por Irán», y desde ella los rebeldes pueden acceder al mercado financiero mundial para comprar petróleo. Se trata de la segunda operación de este tipo del Departamento del Tesoro, que en enero ya sancionó al Banco Yemen-Kuwait para el Comercio y la Inversión.
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