Dos rostros que son un poema. Uno el de Grigor Dimitrov, quien a duras penas contiene las lágrimas porque la desgracia, compañera de viaje de un tenista extraordinario, le persigue a todas partes y le alcanza otra vez en Londres, testigo de un triste episodio. El otro es el de Jannik Sinner, un número uno que hasta el instante en el que el músculo pectoral del búlgaro se ha quebrado en la maniobra del saque, sufría lo indecible porque se había lastimado el codo en una mala caída y tenía pie y medio fuera del torneo. Así que el italiano resopla: se ha salvado por los mismísimos pelos. Y a todo el mundo le queda el mal cuerpo por el desenlace, al fin y al cabo, injusto: esto es deporte. 6-3, 7-5 y 2-2.
10 RETIRADAS, UN RÉCORD MALDITO
2025: Wimbledon. Jannik Sinner. Octavos (pectoral).
2025: Roland Garros. Ethan Quinn. 1ª ronda (muslo izquierdo).
2025: Australia. Francesco Passaro. 1ª ronda (espalda).
2024: US Open. Frances Tiafoe. Cuartos (muslo derecho).
2024: Wimbledon. Daniil Medvedev. Octavos (ingle).
2022: Wimbledon. Steve Johnson. 1ª ronda (pectoral).
2021: US Open. Alexei Popyrin. Octavos (pie).
2021: Roland Garros. Marcos Giron. 1ª ronda (espalda).
2012: Wimbledon. Marcos Baghdatis. Octavos (cuello).
2009: Wimbledon. Igor Kunitsyn. 1ª ronda (hombro).
El búlgaro se rompe cuando había acorralado al número uno, quien previamente había sufrido una mala caída que le dañó el codo e iba dos sets abajo (6-3, 7-5 y 2-2)
Dos rostros que son un poema. Uno el de Grigor Dimitrov, quien a duras penas contiene las lágrimas porque la desgracia, compañera de viaje de un tenista extraordinario, le persigue a todas partes y le alcanza otra vez en Londres, testigo de un triste episodio. El otro es el de Jannik Sinner, un número uno que hasta el instante en el que el músculo pectoral del búlgaro se ha quebrado en la maniobra del saque, sufría lo indecible porque se había lastimado el codo en una mala caída y tenía pie y medio fuera del torneo. Así que el italiano resopla: se ha salvado por los mismísimos pelos. Y a todo el mundo le queda el mal cuerpo por el desenlace, al fin y al cabo, injusto: esto es deporte. 6-3, 7-5 y 2-2.
Hasta ahí, absoluto viento a favor para Dimitrov, ayudado, dicho sea de paso, por el infortunio que había experimentado previamente su adversario, quien al intentar devolver la pelota ha sufrido un resbalón y se duele del codo desde el primer juego del partido. Se repondrá, parece. O no. Le atienden, le masajean, ingiere tres pastillas y se dirige a su técnico, Darren Cahill, al que le dice: ‘Tres, tres, he tomado ya tres’. Pero ni por esas. Ya ha cedido dos parciales y en el tercero tampoco termina de tenerlas todas consigo, hasta que la desdicha cambia de orilla y ataca con todo a Dimitrov: al ir a servir, el búlgaro se rompe. No hay vuelta atrás. Sensación heladora en la central.
“Ha tenido mala suerte en estos años. Es un buen amigo mío, nos entendemos bien fuera de pista, y verle en esta situación…”, lamenta el ganador, que se enfrentará con el estadounidense Ben Shelton (3-6, 6-1, 7-6(1) y 7-5 a Lorenzo Sonego) en los cuartos de final. “Espero que se recupere rápido, muy mala suerte la suya. Esto no es una victoria, en absoluto. Es un momento muy desafortunado. En los últimos grandes ha sufrido con las lesiones y en su reacción se ve lo que le importa este deporte; trabaja muy duro, es una desgracia”, agrega el líder del circuito, llamado a dirimir el torneo entre él, Novak Djokovic y Carlos Alcaraz. El pulso ha estado cerca de reducirse a dos.
Sin embargo, Dimitrov no consigue quitarse de encima ese mal fario que le rodea, ese estigma de tenista maldito: primero las comparaciones con Roger Federer que tanto le perjudicaron y, posteriormente, el azote progresivo de las lesiones; una tras otra, cinco en los cinco últimos Grand Slams; la quinta en el major londinense; la decimosexta en su carrera. Su tenis champán y su estilo, una fabulosa conjunción del registro moderno con el molde clásico, llevan camino de quedarse en una mera huella estética. Maestro en 2017, su palmarés no registra premio mayor premio que ese y el Masters de Cincinnati conquistado ese año. Demasiado poco para un jugador de sus posibilidades.

“No es la mejor forma de acabar”, desliza Sinner en la sala de conferencias, noche cerrada ya en Londres en ese instante. “Lo del codo ha pasado al principio del partido, he tenido mala suerte en la caída; no ha sido dura, pero lo sentía mucho sobre todo en el servicio y a la hora de golpear con la derecha. Veremos mañana qué es”, continuó el de San Cándido, que este martes se someterá a una resonancia para determinar el mayor o menor alcance del daño. “¿Shelton? Será un partido difícil, sabe jugar en todas las superficies. Pero primero tengo que resolver este problema”, cierra en una intervención breve, confiando en que su articulación responda lo antes posible.
La transición del martes al miércoles será fundamental en el devenir del italiano en el torneo, mientras que Dimitrov, de 34 años, llora en la enfermería. Nunca un tenista había enlazado cinco retiradas en los majors y nadie ha sido más castigado por el físico que él, con un total de diez. Mala, muy mala fortuna la suya. Dotado de un talento excepcional y con una de las técnicas más depuradas del circuito, se irá de Londres de la misma forma que abandonó antes Melbourne, París y Nueva York. Entretanto, la evolución del torneo pende ahora de un hilo, en función de lo que establezca el diagnóstico y de cómo reaccione el codo maltrecho de Sinner. Noche oscura esta última, sin duda.
EL RÉCORD MALDITO DE DIMITROV
2025: Wimbledon. Jannik Sinner. Octavos (pectoral).
2025: Roland Garros. Ethan Quinn. 1ª ronda (muslo izquierdo).
2025: Australia. Francesco Passaro. 1ª ronda (espalda).
2024: US Open. Frances Tiafoe. Cuartos (muslo derecho).
2024: Wimbledon. Daniil Medvedev. Octavos (ingle).
2022: Wimbledon. Steve Johnson. 1ª ronda (pectoral).
2021: US Open. Alexei Popyron. Octavos (pie).
2021: Roland Garros. Marcos Giron. 1ª ronda (espalda).
2012: Wimbledon. Marcos Baghdatis. Octavos (cuello).
2009: Wimbledon. Igor Kunitsyn. 1ª ronda (hombro).
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