China despierta lentamente. Pese a las turbulencias en el mercado de la vivienda y la débil demanda, el Banco Mundial ha elevado sus previsiones de crecimiento para el gigante asiático de cara a este año y el próximo: cerrará 2024 con un alza del PIB del 4,9%, y en 2025 se apuntará un ulterior incremento del 4,5%. El organismo multilateral mejora así sus pronósticos en una décima para este ejercicio y en cuatro para el siguiente, pero lanza un aviso a navegantes: Pekín deberá profundizar en las reformas estructurales que ya ha inaugurado para mantener el vigor de la actividad y hacer frente a los desafíos tanto internos como externos.
El Banco Mundial eleva sus pronósticos para este año y el que viene, pero alerta sobre la necesidad de acometer reformas estructurales
China despierta lentamente. Pese a las turbulencias en el mercado de la vivienda y la débil demanda, el Banco Mundial ha elevado sus previsiones de crecimiento para el gigante asiático de cara a este año y el próximo: cerrará 2024 con un alza del PIB del 4,9%, y en 2025 se apuntará un ulterior incremento del 4,5%. El organismo multilateral mejora así sus pronósticos en una décima para este ejercicio y en cuatro para el siguiente, pero lanza un aviso a navegantes: Pekín deberá profundizar en las reformas estructurales que ya ha inaugurado para mantener el vigor de la actividad y hacer frente a los desafíos tanto internos como externos.
La segunda economía más poderosa del mundo está viviendo un momento crítico de ajuste. Crece, pero a un ritmo más lento comparado con los años anteriores, en los que la norma era que registrara tasas muy superiores al 5%. Aunque el PIB repuntó un 5,3% en términos interanuales en el primer trimestre, la subida fue más moderada en el segundo, de un 4,7%, mientras que en el tercero creció un 4,6%, la cifra más baja de los últimos 18 meses. Pekín ha reconocido “nuevas situaciones y nuevos problemas en el desarrollo económico nacional”, aunque insiste en que la tendencia general sigue siendo “estable” y subraya la presencia de “factores positivos” que pueden impulsar “la recuperación”. La economía china aumentó un 5,2% el año pasado. Hoy, se ha anunciado una revisión al alza del 2,7% en el valor absoluto del PIB de 2023, que ahora alcanza los 129,4 billones de yuanes (17,05 billones de euros).
El gran talón de Aquiles es el mercado inmobiliario, que desde hace tres años cae en picado y ha llevado al Gobierno a poner en marcha estímulos para revertir la situación, desde recortes en los tipos de interés hipotecarios a ayudas a la construcción de vivienda. A todo ello se suman presiones deflacionarias, una demanda interna que ha perdido fuelle (el nivel de riqueza de los hogares también se ha reducido), con una bajada en la confianza de consumidores y empresas, y el temor —más que fundado— a que la nueva administración estadounidense de Donald Trump eleve los aranceles en cuanto tome posesión en enero y añada así un lastre más al crecimiento.
“Abordar los desafíos del sector inmobiliario, fortalecer las redes de seguridad social y mejorar las finanzas de los gobiernos locales será esencial para destrabar una recuperación sostenida”, ha dicho Mara Warwick, directora del Banco Mundial en China, en declaraciones recogidas por Reuters. “Es importante equilibrar el apoyo al crecimiento a corto plazo con reformas estructurales a largo plazo”, ha añadido en un comunicado.
La mejora de las previsiones del Banco Mundial, sustentada por la flexibilización de las políticas internas y la fortaleza de las exportaciones, se acerca así al pronóstico oficial de Pekín, que se había fijado un objetivo de crecimiento para este año de “alrededor del 5%”. El organismo con sede en Washington ha hecho hincapié en las promesas lanzadas por la Administración de Xi Jinping de fomentar el bienestar de la población y abordar reformas en materia fiscal. Sin embargo, ha reiterado que hacen falta más detalles sobre estas medidas para reavivar la confianza de familias y empresas; de hecho, la entidad prevé que el tímido avance en las rentas de los hogares y la depresión del mercado de la vivienda sigan afectando el consumo hasta 2025. Si bien el regulador chino continuará sus esfuerzos para frenar más caídas en el mercado inmobiliario el próximo año, el Banco Mundial dijo que no se anticipa un cambio en el sector hasta fines de 2025.
“Las medidas de estímulo convencionales no serán suficientes para revitalizar el crecimiento”, sostiene el organismo, reiterando sus llamados a reformas más profundas en ámbitos clave como la educación, la sanidad o las pensiones.
Estímulos
Para reactivar el crecimiento, las autoridades chinas han lanzado distintos estímulos: recortes en el tipo de interés de referencia y el hipotecario para viviendas existentes —en línea con las bajadas de los intereses de los bancos centrales de Europa y EE UU— a un paquete para animar un mercado bursátil endeble hasta la emisión de 10 billones de yuanes (casi 1,3 billones de euros) para canjear la llamada deuda oculta de los gobiernos locales, pasivos que no figuran en los balances oficiales y se han convertido en un riesgo sistémico para el conjunto de la economía. Pero muchos especialistas alertaban de que esos esfuerzos eran insuficientes para revertir los vientos en contra.
Con ese telón de fondo, a principios de diciembre, China anunció que adoptará en 2025 un conjunto de políticas fiscales “más proactivas” para expandir la demanda interna y una estrategia de política monetaria “moderadamente laxa”, lo que supone el primer cambio de postura hacia una flexibilización en 14 años. El Politburó del Partido Comunista (uno de los mayores órganos de toma de decisiones del gigante asiático, presidido por Xi) comunicó que planea reforzar las medidas “no convencionales” con el objetivo de contrarrestar un ciclo económico adverso, además de impulsar “vigorosamente” el consumo y expandir la demanda interna “en todas las direcciones”.
Este jueves, China ha presentado su quinto censo económico nacional, que abarca desde 2019 hasta 2023 (ambos incluidos), y que refleja el impacto de tres años de cierres por las estrictas medidas para frenar la pandemia de covid-19. Kang Yi, director de la Oficina Nacional de Estadísticas, ha asegurado que la economía china “ha resistido la prueba de múltiples riesgos internos y externos en los últimos cinco años y ha mantenido una tendencia generalmente estable y progresiva”. Las autoridades confían en alcanzar sus objetivos de crecimiento de un 5% para este año, y reiteran que hay indicios de que la economía es “resiliente” y que está “repuntando”. Las cifras oficiales se conocerán en marzo de 2025, durante la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular (el legislativo chino).
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