Bruselas ultima sus primeras multas contra las grandes tecnológicas Apple y Meta

La Comisión Europea ultima multas sobre Apple y Meta por incumplir el reglamento de mercados digitales (DMA, por sus siglas en inglés), según apuntan fuentes conocedoras de las investigaciones. Serían las primeras que recaigan sobre grandes empresas tecnológicas desde que la española Teresa Ribera se convirtió en vicepresidenta del Ejecutivo europeo y máxima responsable de la cartera de Competencia. Las sanciones que baraja Bruselas contra dos de los buques insignia tecnológicos estadounidenses llegarían justo en medio de la guerra comercial desatada por Donald Trump con la imposición de aranceles masivos a múltiples áreas y países del planeta.

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 La vicepresidenta de la Comisión y responsable de Competencia, Teresa Ribera, se dispone a imponer sanciones a los gigantes tecnológicos por incumplimiento del reglamento de mercados digital (DMA). Se espera que el Ejecutivo comunitario no imponga las mayores multas de hasta el 10% de su facturación mundial  

La Comisión Europea ultima multas sobre Apple y Meta por incumplir el reglamento de mercados digitales (DMA, por sus siglas en inglés), según apuntan fuentes conocedoras de las investigaciones. Serían las primeras que recaigan sobre grandes empresas tecnológicas desde que la española Teresa Ribera se convirtió en vicepresidenta del Ejecutivo europeo y máxima responsable de la cartera de Competencia. Las sanciones que baraja Bruselas contra dos de los buques insignia tecnológicos estadounidenses llegarían justo en medio de la guerra comercial desatada por Donald Trump con la imposición de aranceles masivos a múltiples áreas y países del planeta.

Ya hace algo más de un año que la Comisión Europea abrió una investigación sobre cuatro grandes tecnológicas estadounidenses (Apple, Alphabet, Amazon y Meta) por incumplir el reglamento de mercados digitales. Las cuatro, junto con las otras compañías designadas guardianes (gatekeeper en la terminología inglesa que maneja el sector) del mercado digital por su gran tamaño y potencial riesgo para la competencia, tienen mayores obligaciones que el resto de empresas y fue ante los indicios de incumplimiento de algunas de estas exigencias que se abrieron las pesquisas. Esos expedientes han ido avanzando durante estos meses y ya están llegando las primeras conclusiones que se traducirán, probablemente, en multas.

Estas sanciones no serán las máximas previstas en la norma, un 10% de la facturación mundial, apuntan las mismas fuentes. Hay diversas explicaciones para esto: una de ellas es que el tiempo de incumplimiento sería de apenas un año. El DMA fue entrando en vigor por fases entre 2023 y 2024. La mayor sanción impuesta por Competencia hasta ahora recayó en julio de 2018 contra Google por un abuso de mercado que, según la Comisión, se habría prolongado desde 2011. La cuantía fueron 4.343 millones de euros. Varias fuentes jurídicas apuntan también que es muy raro que Bruselas se incline por ese límite máximo y que en sus mayores castigos suele optar por porcentajes que rondan el 3% de la facturación mundial.

Ribera estuvo en Washington la semana pasada, para participar en un gran evento anual de Competencia y donde, además, se vio con las autoridades de Competencia de Estados Unidos. La española se reunió con Gail Slater, responsable de la sección antitrust del Departamento de Justicia, y con el presidente de la Comisión Federal de Comercio, Andrew Ferguson. Era la primera toma de contacto entre ambas administraciones, nuevas por las dos partes, y se trataba, principalmente, de constatar que iba a proseguir la colaboración mantenida durante la última década.

Bruselas siempre ha tratado de desligar la aplicación de sus regulaciones digitales, tanto el reglamento de mercados digitales como el de servicios digitales (DSA), así como las multas, de la guerra comercial y las graves diferencias geoestratégicas que han aparecido entre Washington y Bruselas desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca. Su explicación siempre es que la Comisión tiene la obligación de aplicar la ley y eso no es negociable ni puede atender a circunstancias externas. Un ejemplo de esto es lo sucedido el pasado 19 marzo. Entonces, la Comisión decidió obligar a Apple a abrir el ecosistema digital del iPhone a terceros, lo que supone un golpe mayor que una multa por cuantiosa que sea, ya que implica un cambio en el modelo de negocio de la empresa.

Esto último es un elemento que preocupa más en las grandes empresas tecnológicas que la sanción misma. Estas compañías ingresan mucho dinero, su valoración bursátil en algunos casos supera con mucho el PIB de países como España: la de Apple mismo casi lo multiplica por dos. Por tanto, en los cuarteles generales de estos gigantes tecnológicos casi se presta más atención cuando se les fuerza a cambios en los modelos de negocio porque Bruselas concluya que sus prácticas actuales puedan suponer un riesgo de abuso de mercado.

“No se trata solo de multas, sino de que la Comisión pretende perjudicar a las empresas estadounidenses de éxito por el mero hecho de serlo, mientras que deja en libertad de acción a sus rivales chinos y europeos”, apunta Meta, la empresa matriz de Facebook, cuando se le pregunta por la decisión que se prevé tomar la Comisión pronto. Este argumento tan político –mucho más de lo que suelen ser las tomas de posición corporativas– mantiene la postura que ya mostró a comienzos de año. Entonces, el primer ejecutivo de Meta, Mark Zuckerberg, anunció que su empresa prescindía de la moderación de contenidos en sus redes sociales (Facebook o Instagram) y cargó contra las regulaciones digitales europeas, si bien atacó menos el reglamento de mercados que el de servicios, una norma más centrada en los contenidos que en las prácticas de mercados.

Las palabras de Zuckerberg no se distancian mucho de las que pronunció el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, en el viaje que hizo a Europa en febrero. Entonces, en un discurso en París, criticó lo que considera una regulación excesiva de las empresas tecnológicas. Las normas europeas y estadounidenses siempre han sido muy distintas. Las norteamericanas están muy focalizadas en asegurar la libertad de empresa y la libertad de expresión por encima de otros derechos fundamentales; las europeas, por su parte, buscan un equilibrio entre todos los derechos fundamentales, los de los consumidores y la economía de mercado, como explica en su libro la experta en regulación digital de la Universidad de Columbia, Anu Bradford, en su último libro, Imperios Digitales.

No obstante, lo que dijo Vance en París va más allá de eso. “Invitamos a sus países a trabajar con nosotros y a seguir ese modelo si tiene sentido para ustedes. Sin embargo, la Administración Trump está preocupada por los informes de que algunos Gobiernos extranjeros están considerando apretar las tuercas a las empresas tecnológicas estadounidenses con presencia internacional. Ahora, Estados Unidos no puede y no aceptará eso”, advirtió.

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