El búnker donde hace ochenta años se suicidó el Führer fue demolido y en su lugar se levanta hoy un parking con un cartel como única referencia a su pasado El búnker donde hace ochenta años se suicidó el Führer fue demolido y en su lugar se levanta hoy un parking con un cartel como única referencia a su pasado
Ochenta años después del suicidio de Adolf Hitler en su búnker de Berlín, cuyo aniversario se cumple este miércoles, muchos turistas buscan en vano el … lugar donde el dictador pasó sus últimos días antes de quitarse la vida junto a su pareja, Eva Braun. A diferencia de otros refugios antiaéreos de la capital germana que se han conservado y se pueden visitar, no hay rastro a simple vista de la guarida del Führer. Fue demolida en varias etapas: en 1947 por ingenieros soviéticos, en 1959 y, finalmente, en 1988 durante la Alemania comunista.
En su lugar, frente al número 8 de la calle Gertrud Kolmar, en los antiguos jardines de la cancillería del Reich, se extiende un aparcamiento al aire libre propiedad de unos bloques de apartamentos construidos en los años ochenta, cuando el Muro todavía dividía Berlín. «Aquí se suicidó Hitler», explica un joven italiano a sus padres frente al cartel que informa en alemán e inglés sobre el pasado de este espacio y que fue colocado en 2006 por la Oficina Regional de Patrimonio Cultural en colaboración con la asociación Berliner Unterwelten.
Hasta 2006, las autoridades evitaron que se identificara el lugar durante años por temor a homenajes neonazis
La calle lleva hoy el nombre de una poetisa alemana de origen judío asesinada en 1943 en Auschwitz y para llegar hasta allí desde la Puerta de Brandemburgo hay que atravesar o rodear el Monumento al Holocausto. Durante décadas, las autoridades germanas evitaron que se identificara el lugar, pues temían que neonazis se concentraran en el sitio donde murió el Führer para rendirle homenaje. Los responsables de Berliner Unterwelten consideraban, en cambio, que era necesario desmitificar este rincón de la ciudad.

El búnker de Hitler era uno de los muchos que había en el barrio. Su tamaño se ha exagerado a menudo -ni siquiera tenía la capacidad de un refugio antiaéreo público típico- y no estaba lujosamente decorado, como muchos piensan. «¿Por qué iba la (extrema) derecha a querer ir precisamente al lugar donde se pegó un tiro, donde se rindió, donde traicionó al pueblo alemán, desde su punto de vista?», se pregunta Wieland Giebel, comisario de Berlin Story Bunker, que alberga una exposición sobre el ascenso al poder de los nazis y la Segunda Guerra Mundial. Entre los elementos allí recopilados destacan una maqueta del escondite del Führer o una reconstrucción del despacho del dictador en aquel recinto.
Cumpleaños y boda
Los intensos bombardeos de los aliados sobre Berlín llevaron a Hitler a convertir el búnker en su centro de operaciones entre finales de febrero y principios de marzo de 1945. A 8,5 metros de profundidad dio sus últimas órdenes a sus tropas, celebró su cumpleaños (20 de abril) y se casó con Braun pocas horas antes de suicidarse. Dos meses después de su muerte, el entonces primer ministro británico, Winston Churchill, visitó el refugio. También se acercaron hasta allí soldados rusos y estadounidenses, picados por la curiosidad por ver la última guarida del sanguinario dictador.
Pero, casi inmediatamente después del doble suicidio, comenzaron también a circular diversas teorías de la conspiración, como que la pareja sobrevivió y escapó de Berlín para evitar ser capturada. Todavía hay gente que comparte esas versiones alternativas, alimentadas por internet y las redes sociales. «Se trata de un porcentaje muy pequeño de visitantes, son personas dispuestas a creer en teorías conspirativas. No es algo que tenga importancia social. Son los mismos que creen que Bill Gates quería implantarnos chips. No se les puede convencer», explica Giebel.
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