Vox instruye a sus cargos públicos para que se desmarquen de los aranceles sin criticar a Trump

El arancel del 20% que ha impuesto Donald Trump a todos los productos europeos, incluidos los españoles, ha puesto a Vox en una posición imposible: el partido ultra tiene algunos de sus mayores caladeros electorales entre los sectores más castigados por la guerra comercial emprendida por su principal aliado internacional; como el agropecuario, con el vino y el aceite como productos emblemáticos. Para intentar minimizar el daño causado a su imagen por las embestidas del nuevo inquilino de la Casa Blanca contra los intereses españoles y evitar que surjan críticas a Trump desde sus propias filas, Vox ha distribuido un argumentario entre sus cargos públicos y orgánicos al que ha tenido acceso EL PAÍS.

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 El partido ultra asegura que Abascal se opuso a las tasas en Washington, aunque solo dijo que “ojalá” no se impusieran  

El arancel del 20% que ha impuesto Donald Trump a todos los productos europeos, incluidos los españoles, ha puesto a Vox en una posición imposible: el partido ultra tiene algunos de sus mayores caladeros electorales entre los sectores más castigados por la guerra comercial emprendida por su principal aliado internacional; como el agropecuario, con el vino y el aceite como productos emblemáticos. Para intentar minimizar el daño causado a su imagen por las embestidas del nuevo inquilino de la Casa Blanca contra los intereses españoles y evitar que surjan críticas a Trump desde sus propias filas, Vox ha distribuido un argumentario entre sus cargos públicos y orgánicos al que ha tenido acceso EL PAÍS.

“Estamos en contra de los aranceles de Trump”, comienza el documento de carácter interno a modo de excusatio non petita, como si fuera posible lo contrario: que un partido español estuviera a favor de gravar los productos nacionales. Es la única frase crítica contra el presidente estadounidense que figura en todo el documento, pues el resto del argumentario se dedica a cargar contra “populares y socialistas, que rechazan los aranceles de Trump mientras aplauden el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030″. O contra “los burócratas de Bruselas [que] critican lo que hace Trump [pero] no hacen nada para defender nuestros productos”.

En vez de denunciar al mandatario estadounidense, Vox instruye a sus portavoces para que carguen contra las instituciones europeas, que “han aprobado leyes delirantes” y “han sido incapaces de negociar con la Administración de Trump”. Para que cale en la opinión pública esta idea, el texto insiste machaconamente en que la culpa de los aranceles no es de quien los impone, sino de ”los burócratas de Bruselas, populares y socialistas, [que] no han hecho nada por evitarlo o paliarlo […] ni han dialogado con Trump”.

El pasado 16 de marzo, Abascal aseguraba que la mejor forma de enfrentarse a la amenaza de aranceles por parte de la nueva Administración estadounidense era no convertirse “en los paladines anti-Trump, que es lo que están haciendo tanto Sánchez como Feijóo. Quien se va a librar de los aranceles en Europa parece que va a ser Giorgia Meloni porque, en palabras del señor Trump, le cae bien”, pronosticaba. En realidad, la Italia de Meloni, como miembro de la UE, ha recibido los mismos aranceles que la España de Sánchez.

El argumentario de la formación ultra incluye ataques al presidente del Gobierno por su próximo viaje a China, al PP por “insultar al nuevo presidente de los Estados Unidos” y a los medios de comunicación por “atacar brutalmente a Vox”, ya que destacan su sintonía con Trump. La conclusión es que “España necesita un líder fuerte […] que defienda a España desde la diplomacia con buenos aliados internacionales”.

Según el documento, ese líder no es otro que Santiago Abascal, “el único líder español y europeo que ha viajado a Estados Unidos a expresar públicamente su posición contraria a cualquier medida de comercio internacional que perjudique a los productos españoles”. Se refiere a las dos visitas que, en el plazo de un mes, realizó el presidente de Vox a Washington, la primera para asistir a la toma de posesión de Trump, el pasado 20 de enero; y la segunda, para intervenir en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el 20 de febrero.

En respuesta al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien le acusó de mantener un “silencio connivente” con los aranceles de Trump, Abascal ha difundido este jueves un mensaje en la red social X en el que subraya que él “ha hablado contra los aranceles en Washington, que es donde hay que hablar”.

En realidad, más que hablar “contra” los aranceles, lo que hizo Abascal fue expresar su deseo de que Trump no los impusiera. Tras defender al nuevo inquilino de la Casa Blanca, de quien dijo que algunos “se empeñan en señalarlo como enemigo de Europa porque pone los intereses de los estadounidenses en primer lugar”, Abascal añadió en su discurso ante la conferencia conservadora que el problema de los europeos “no son los aranceles anunciados por Estados Unidos, que ojalá no lleguen. Los verdaderos aranceles son el Pacto Verde, los impuestos abusivos y la regulación woke”; es decir, las normas de la UE y los gobiernos europeos. Esa fue su única referencia a los gravámenes comerciales que preparaba la nueva Administración de EE UU.

El 14 de febrero, antes de viajar a Washington, Abascal grabó en mensaje en el que insistía en que “la amenaza a nuestro campo, a nuestra industria, nuestra soberanía energética, nuestras exportaciones, no viene de Donald Trump, viene de las políticas que el Partido Popular y los socialistas han pactado en Bruselas”. Más recientemente, el 2 de abril, se mostraba comprensivo con las medidas contra el libre comercio de Trump. “Ya hay aranceles entre los productos de EE UU y Europa y son más perjudiciales para EE UU que para Europa. ¿Cómo no voy a respetar o entender que cualquier líder internacional defienda sus intereses? Lo entiendo. A veces va contra nuestros intereses, como en este caso”, añadía.

En los últimos meses, Vox ha promovido la imagen de Abascal como un líder con proyección internacional, especialmente tras su elección como presidente del partido europeo Patriots, promovido por el primer ministro húngaro Viktor Orbán y con el Reagrupamiento Nacional de Le Pen como socio mayoritario.

En mayo del año pasado, tras el reconocimiento del Estado palestino por parte de España, Abascal viajó a Israel y se reunió con el jefe del Gobierno, Benjamín Netanyanhu, a quien, según presumió entonces el partido ultra, arrancó el compromiso de que, en represalia por la decisión de Pedro Sánchez, Israel no tomaría ninguna medida que afectara “a la soberanía” española, como el reconocimiento de la independencia de Cataluña o del País Vasco que promovían algunos diputados de la Knéset. Esta vez no consta que Abascal haya utilizado su relación con Trump para ejercer una tarea de buenos oficios en defensa de los productos españoles.

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