Una Itzulia abierta, sin grandes figuras y mucha montaña

Tardea en Vitoria a temperatura agradable, primaveral, y la explanada en la que surge imponente el Buesa Arena con las doce puntas de su corona de cemento, cobra vida. Fue en tiempos, mercado de ganado, pero después lo colonizó el baloncesto. Juega el Baskonia el domingo por la tarde y se va llenando el inmenso aparcamiento, pero por unas horas, las canastas comparten espacio con las bicicletas, porque el parqué de Zurbano se convierte, tras el partido frente al Basket Girona, en escenario de la presentación de los equipos que toman parte en la carrera que, de lunes a sábado, invadirá las carreteras del País Vasco y Navarra, en seis etapas que comienzan en Vitoria y acaban en Eibar.

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 Enric Mas, Almeida, Lipowitz, Kuss o Pello Bilbao pelearán por el podio que deja vacante Juan Ayuso  

Tardea en Vitoria a temperatura agradable, primaveral, y la explanada en la que surge imponente el Buesa Arena con las doce puntas de su corona de cemento, cobra vida. Fue en tiempos, mercado de ganado, pero después lo colonizó el baloncesto. Juega el Baskonia el domingo por la tarde y se va llenando el inmenso aparcamiento, pero por unas horas, las canastas comparten espacio con las bicicletas, porque el parqué de Zurbano se convierte, tras el partido frente al Basket Girona, en escenario de la presentación de los equipos que toman parte en la carrera que, de lunes a sábado, invadirá las carreteras del País Vasco y Navarra, en seis etapas que comienzan en Vitoria y acaban en Eibar.

Un año más tarde de la hecatombe que se produjo en la anterior edición después de una caída que alteró el pulso del ciclismo mundial, cuando Vingegaard, Roglic y Evenepoel se estrellaron en la misma curva, los grandes nombres del pelotón no acuden a la ronda vasca. Ni los damnificados del accidente, ni los beneficiados, como Juan Ayuso, vencedor final en 2024, ni Carlos Rodríguez, que ganó en la última etapa, los nombres más atractivos del ciclismo español. Tampoco acude el habitual Mikel Landa, por lo que los aficionados vascos se centrarán en el regular Pello Bilbao, jefe de filas del Barhéin.

Sí estará Enric Mas, la baza del Movistar para disputarle el triunfo final a Joao Almeida, el capitán en Euskadi del UAE, apoyado en Marc Soler y McNulty, y por el Red Bull acude Florian Lipowitz, segundo en la París-Niza, con Daniel Felipe Martínez, ganador en 2022, y Vlasov a su vera. Mattias Skjelmose también dará la batalla, después de haber sido derrocado del liderato por Ayuso en la última etapa del año pasado, como Sepp Kuss y Wilco Kelderman, cabezas de cartel en el Visma.

Son tiempos nuevos para la Itzulia, ya sin Julián Eraso al frente, el último mohicano de los tiempos de la reconversión del ciclismo, cuando la crisis económica de 2008 obligó a la Vuelta al País Vasco y la Euskal Bizikleta a fusionarse por sugerencia del Gobierno autonómico, que patrocinaba a las dos, pero también tenía que reducir gastos. Eibar se convirtió en el epicentro con Eraso como cabeza visible, aunque en diciembre anunció su retirada. Pero la esencia sigue siendo la misma, el espíritu no cambia demasiado, y tampoco la pasión de la afición vasca que invade las cunetas.

En Vitoria empieza la pelea con una contrarreloj de 16,5 kilómetros casi llana, aunque con un puertito corto a mitad del recorrido. El martes la jornada transcurre por Navarra, desde Pamplona hasta la Ribera, con final en Lodosa, a orillas del Ebro, y con, tal vez, la única oportunidad de que los llegadores impongan su velocidad. Aunque no hay finales en alto, sí mucha montaña, como el miércoles, en la tercera etapa que comienza en Zarautz y finaliza en Beasain, con siete puertos puntuables en 153 kilómetros. El de Gainza es corto (2,2 kilómetros), pero llega al 20% de porcentaje en algunas rampas, y el último, a poco más de cinco kilómetros de la llegada, tiene cuestas del 18% de desnivel.

Entre Beasain y Markina, también con siete puertos, el último, el de Izua, marcará diferencias. Es la tradicional subida a Arrate, pero no por las rutas habituales de la carretera al santuario ni la más dura de Krabelin sino por un camino estrecho, y todavía más empinado, entre caseríos y cuestas de hasta el 20% de desnivel desde el polígono de Matsaria. Después se desciende a través de carreteras llenas de curvas hasta la meta en Markina-Xemein. La cima de Izua está a solo diez kilómetros de la llegada.

Entre Orduña y Gernika, el pueblo de Pello Bilbao, también esperan cuatro ascensiones en una etapa accidentada como las anteriores, y en la última jornada, otros siete puertos, dos de ellos de primera antes de llegar a Eibar donde se conocerá al ganador de la Itzulia.

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