Telefónica incluirá en su plan estratégico que presentará el próximo día 4 una reducción del dividendo con el objetivo de fortalecer la caja y reducir la deuda, según publica la agencia Bloomberg citando fuentes familiarizadas con el asunto. La decisión se justifica en que la multinacional española ofrece una de las rentabilidades por dividendo más altas entre las operadoras de telecomunicaciones europeas y su nueva política busca alinearla con la de sus competidores, indicaron las mismas fuentes. Un portavoz de la compañía ha declinado hacer comentarios. La acción cae a media sesión de este viernes un 2,5% hasta los 4,36 euros por título.
La medida supondrá un ahorro para la compañía de en torno a 850 millones en dos años y mermará los ingresos del Estado
Telefónica incluirá en su plan estratégico que presentará el próximo día 4 una reducción del dividendo con el objetivo de fortalecer la caja y reducir la deuda, según publica la agencia Bloomberg citando fuentes familiarizadas con el asunto. La decisión se justifica en que la multinacional española ofrece una de las rentabilidades por dividendo más altas entre las operadoras de telecomunicaciones europeas y su nueva política busca alinearla con la de sus competidores, indicaron las mismas fuentes. Un portavoz de la compañía ha declinado hacer comentarios. La acción cae a media sesión de este viernes un 2,5% hasta los 4,36 euros por título.
La compañía que preside Marc Murtra dedica anualmente en torno a 1.700 millones de euros al pago del dividendo, de 0,30 euros por acción en total, en dos abonos de 0,15 euros. La medida pretende fortalecer el balance, generar flujo de caja libre para afrontar inversiones futuras y demostrar un compromiso firme con la disciplina financiera, como prometió Murtra, cuando accedió al cargo en enero pasado.
Según el plan, el objetivo de rentabilidad por dividendo de Telefónica se reducirá del 6,6% estimado para 2025 y 2026 a alrededor del 4,8% para este año y del 5,2% para el próximo, que es el promedio estimado para el sector según los cálculos internos de la compañía, apunta Bloomberg.
Con estas cifras, la retribución por acción se reduciría un 28% para el dividendo correspondiente a 2025, de los 0,30 euros por título que se reparte actualmente a en torno a 0,216 euros por acción. Para el dividendo correspondiente a 2026, se establecería en los 0,234 euros por título, lo que supondría un descenso del 22% respecto de la prevista hasta ahora, pero un aumento del 8,3% frente a los 0,216 euros de 2025.
Telefónica tiene 5.670 millones de acciones cotizadas por lo que el reparto de 0,30 euros por acción le supone un desembolso anual de 1.700 millones de euros. Con la reducción prevista, el ahorro total sería de 850 millones de euros (475 millones en 2025 y 375 millones en 2026).
Para materializar esa reducción del dividendo, el consejo de Telefónica debería aprobar el próximo martes el dividendo previsto para junio de 2026, puesto que los 0,15 euros previstos para diciembre de este año ya fueron aprobados por el consejo. Para ajustarse a los 0,216 euros, el dividendo complementario de junio deberá ser de 0,066 euros en vez de los 0,15 previstos hasta ahora. De esa forma, al sumar los 15 céntimos de diciembre a los 6,6 céntimos de junio se alcanzaría la cifra de 21,6 céntimos totales.
Consenso con accionistas
La medida se ha discutido con los principales accionistas que cuentan con representación en el consejo de administración que habrían dado su apoyo a la misma. Este núcleo está integrado por la Sociedad Estatal de Participaciones (10% del capital), CriteriaCaixa (10%), Saudi Telecom Company (9,9%) y BBVA (5%).
De esta forma, el recorte supondrá una merma en los ingresos para las arcas del Estado que se embolsa 170 millones al año, tras hacerse con el 10% del capital en 2024 a través de la SEPI con un desembolso superior a 2.300 millones de euros. También impactará en los balances de La Caixa y BBVA, que han tenido que computar varias depreciaciones en los últimos años por sus participaciones debido a la caída de la cotización.
Además, la disminución del dividendo no solo afectaría a los accionistas de referencia, sino que impactaría en el ánimo del pequeño inversor, que ve como la cotización sigue sin despegar tras años de duro castigo y su mayor recompensa es cortar el cupón dos veces al año. En lo que va de 2025, las acciones se han revalorizado apenas un 10% frente al 38% de media de las empresas del Ibex 35, el 40% que ha subido Orange o el 38% de Vodafone Group, por poner algunos ejemplos.
El impulso de la acción será clave en el nuevo plan estratégico que presente Murtra, una asignatura que suspendieron con estrépito sus antecesores en la presidencia -José María Álvarez-Pallete y César Alierta- porque la capitalización de Telefónica no ha dejado de caer desde el año 2000 en el que tocó máximos y hoy vale ocho veces menos que entonces.
Tres recortes en 30 años
El recorte del dividendo supone una ruptura drástica con la tradición para una compañía que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de su generosao dividendo. El antiguo monopolio telefónico solo ha reducido su dividendo tres veces en las últimas tres décadas: un recorte del 28% en 1998, una suspensión de un año en 2012 y un recorte en 2020 del 25% (desde 0,40 a los actuales 0,30 euros por acción).
Los ahorros también ayudarían a Telefónica a reducir su ratio de apalancamiento. Incluso después de reducir su deuda en unos 23.000 millones de euros (27.000 millones de dólares) en los últimos nueve años, la operadora sigue estando entre las operadoras de telecomunicaciones más endeudadas de Europa y tiene la calificación crediticia de grado de inversión más baja de las tres principales agencias de calificación. La deuda que actualmente se sitúa en 27.609 millones de euros a finales de junio (37.149 millones con arrendamientos).
El mercado calcula que partiendo de un apalancamiento de 2,7 veces al cierre de este año, se reduzca hasta las 2,4 veces aproximadamente dentro de dos años, con lo que todavía se situaría por encima de la media de las grandes del sector, que pasará de 2,4 veces en 2025 a 2,15 veces en 2027, según el consenso de las firmas de análisis.
Pero un recorte del dividendo no sería suficiente para enfrentar una operación de calado, como la compra de un rival. Por eso, los analistas apuestan por una ampliación de capital. BNP Paribas estima que sería necesaria una ampliación de hasta 10.000 millones de euros, equivalente a casi el 40% de su capitalización actual. Eso implicaría un desembolso de 3.000 millones de euros de los tres principales accionistas (SEPI, CriteriaCaixa y STC) si quieren diluir su participación. Para ello, el Gobierno debería inyectar 1.000 millones de euros en la SEPI para acudir a la ampliación.
Con el ahorro que Telefónica consiga de esta medidas fortalecerá su posición de caja de cara a encarar en el futuro operaciones corporativas de consolidación como la compra de Vodafone España o de la alemana 1&1. No obstante, en caso de materializarse alguna de estas operaciones deberá recurrir también a una ampliación de capital para no engrosar la deuda.
Otra vía de ahorro de costes será el recorte de la inversión. Tras un periodo de gastos intenso por el despliegue de las redes de fibra óptica y telefonía móvil 5G, el mercado espera un menor capex, que bajará de 5.000 millones después de más de 15 años por encima de ese nivel. El consenso de analistas lo sitúa ligeramente por encima de los 4.500 millones en 2027.
La constitución de sociedades conjuntas para compartir redes de fibra óptica como Fiberpass, con Vodafone, o Nexfibre, la empresa conjunta de banda ancha entre los accionistas de VMO2 en Reino Unido, supondrá también un alivio para las arcas de Telefónica, además de una inyección de fondos por la entrada de inversores financieros externos.
En el Capital Markets Day, Telefónica apuntalará su política de desinversiones. La operadora ha acelerado su salida de Hispanoamérica con las ventas ya cerradas de Perú, Argentina y Uruguay y Ecuador, y de la filial de Colombia, pendiente de aprobación por las autoridades. Además, está a punto de desprenderse de sus filiales mexicana y chilena. Excluyendo Brasil, considerado mercado estratégico, y de consumarse estas ventas, Telefónica ya solo estaría presente en América Latina en Venezuela, lo que le creará un problema reputacional.
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