Sin ganadores a la vista en la guerra comercial, pero algunos pierden más que otros

La nueva era de proteccionismo instaurada por Donald Trump distorsionará los flujos comerciales globales durante los próximos años. Aunque aún es temprano para medir el impacto definitivo, los primeros análisis ya apuntan a grandes perdedores en este nuevo escenario en el que la única regla parece ser el sálvese quien pueda. Mayores tensiones inflacionistas y caídas en el Producto Interior Bruto se dan por descontados; desde una perspectiva comercial, se baraja un reordenamiento forzado especialmente para China y la Unión Europea, los dos principales socios comerciales de Estados Unidos a los que la Casa Blanca ha impuesto aranceles recíprocos del 34% y el 20%, respectivamente. Todos los analistas coinciden en que no hay un país que salga ganador de esta guerra, aunque sí hay un grupo que, parece, quedará indemne: los inversores tenedores de oro. Frente a la tormenta desatada en los mercados mundiales por los aranceles, el oro alcanzó este jueves un máximo histórico de 3.167 dólares la onza.

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 Los analistas esperan que Asia encaje los mayores golpes, mientras Europa enfrenta un impacto desigual y EE UU sufre las consecuencias de su propia ofensiva. El oro parece el único refugio seguro  

La nueva era de proteccionismo instaurada por Donald Trump distorsionará los flujos comerciales globales durante los próximos años. Aunque aún es temprano para medir el impacto definitivo, los primeros análisis ya apuntan a grandes perdedores en este nuevo escenario en el que la única regla parece ser el sálvese quien pueda. Mayores tensiones inflacionistas y caídas en el Producto Interior Bruto se dan por descontados; desde una perspectiva comercial, se baraja un reordenamiento forzado especialmente para China y la Unión Europea, los dos principales socios comerciales de Estados Unidos a los que la Casa Blanca ha impuesto aranceles recíprocos del 34% y el 20%, respectivamente. Todos los analistas coinciden en que no hay un país que salga ganador de esta guerra, aunque sí hay un grupo que, parece, quedará indemne: los inversores tenedores de oro. Frente a la tormenta desatada en los mercados mundiales por los aranceles, el oro alcanzó este jueves un máximo histórico de 3.167 dólares la onza.

Más allá de este activo refugio, todas las economías sangrarán. Pero la revancha comercial de Donald Trump hará más daño a algunos sectores y países. Los más vulnerables son aquellos cuya economía depende de la demanda externa, no solo por el impacto directo de los aranceles, sino también por la creciente incertidumbre en el comercio global. La inestabilidad en las reglas del juego desincentivará las inversiones transfronterizas y frenará la expansión de la capacidad productiva a largo plazo.

Asia, el mayor golpe

Según estos criterios, a los que se suma el ferviente empeño de Trump por reducir el déficit comercial de EE UU, hay un alto nivel de exposición para los países del Sur y Sudeste asiáticos. En particular para La India, Bangladesh, Pakistán, Vietnam, Camboya y Corea del Sur. Así lo considera Pedro González-Gaggero, socio responsable de Global Trade de EY Abogados. En el caso de China, el analista apunta a que, “pese a que los aranceles establecidos en 2018 ya habían reducido las exportaciones del gigante asiático a EE UU, el nivel de exposición sigue siendo muy alto dada la intensa rivalidad entre ambos países”.

Hasta ahora, las empresas chinas habían estado desviando su comercio a través de otros países como Vietnam o México con la finalidad de evitar las sanciones estadounidenses, pero estos mercados ahora también se enfrentan a altas tasas arancelarias, por lo que parece inevitable el incremento de precios en las exportaciones. Por otra parte, los nuevos gravámenes podrían orillar a China a aumentar su comercio con mercados alternativos, pero ningún país tiene un poder de consumo igual al de Estados Unidos. Tan solo en 2023, los productores chinos vendieron bienes por un valor superior a los 400.000 millones de dólares, según el Observatorio de Complejidad Económica.

Empleados en una fábrica de calentadores de agua, en Sonepat (India), en agosto de 2024.

La India, otro de los países en pleno crecimiento y con el que EE UU mantuvo un déficit comercial de bienes de 45.700 millones de dólares en 2024, también sentirá el golpe dada la importancia que tiene como socio comercial. Con el nuevo arancel del 26%, el mercado de exportación de La India a Estados Unidos podría verse afectado en 33.000 millones de dólares, según ha explicado Madhavi Arora, economista jefe de Emkay Global Financial Services a Bloomberg. Esto supondría una caída del PIB de casi el 1% y agravar la desaceleración económica que ya sufre la región.

Más allá de los números que arroja la balanza comercial, hay otra razón que altera el ecosistema asiático de exportaciones: la apuesta de Washington por fortalecer la manufactura nacional de alta tecnología. Es el caso de los semiconductores, una industria que considera crítica para la seguridad nacional junto con el acero, el aluminio, los productos farmacéuticos y los automóviles. La alta cuota de mercado que tiene esta parte del mundo sobre los productos electrónicos es la razón por la que ni siquiera un aliado cercano a EE UU como Japón, al que ha impuesto un arancel del 24%, se haya salvado del despliegue proteccionista.

Nubes y claros sobre Europa

La lectura es mixta en terreno europeo. Y en contra del discurso triunfalista de Trump, los analistas apuntan a que Washington también sufrirá este bloqueo económico. Por un lado, las exportaciones de la eurozona a EE UU representan apenas el 3% de su PIB, y el valor añadido de estas ventas supone solo un 2%, lo que limita en parte el impacto directo del nuevo arancel del 20%, según JP Morgan. La entidad insiste además en que existen “límites en cuanto a la capacidad de la producción nacional estadounidense para sustituir las importaciones, lo que protegería parte de los volúmenes de exportación a EE UU”. Es decir, que hay un porcentaje de ventas potencialmente aseguradas pese al incremento de tasas. Con todo, ya se espera una reducción de un punto porcentual del PIB en la zona euro para finales de 2026 debido a la incertidumbre sobre la política comercial. Pero hay más que el impacto directo. Son los efectos secundarios que estos aranceles tendrán sobre la confianza de los consumidores y las empresas europeas, con altas posibilidades de que frene el consumo y la inversión.

Ante estos riesgos, Gian Maria Milesi-Ferretti, miembro de la Brookings Institution y ex número dos del departamento de análisis del FMI, cree muy posible que otros países sigan el ejemplo del presidente español, Pedro Sánchez, y desplieguen un paquete de ayudas en los sectores más afectados. “Muchas de las quejas de Estados Unidos hacia Europa están basadas en problemas que no tienen una solución rápida. Algunas son infundadas, como la acusación de que el IVA europeo perjudica a los exportadores estadounidenses, lo cual es falso, ya que se aplica por igual a todos los productos. Otras, como las regulaciones e impuestos a empresas tecnológicas, son cuestiones más complejas que no pueden resolverse simplemente ajustando aranceles. En este contexto, alcanzar concesiones desde Europa para calmar las preocupaciones de EE UU no será fácil, y es poco probable que haya respuestas inmediatas, por lo que es posible que se busquen otras alternativas”, insiste.

Pero si el bloque en conjunto parece ser resiliente, hay países que se verán muy damnificados. Ese es el caso de Alemania, Irlanda e Italia, las tres economías comunitarias con mayor superávit comercial con EE UU en 2024. La locomotora europea se verá especialmente lastrada por una caída en sus exportaciones de bienes duraderos, en particular de automóviles. Junto a los productos farmacéuticos, fueron los dos motores que impulsaron las exportaciones alemanas a EE UU hasta un récord histórico de 161.300 millones de euros en 2024. Ahora se espera que el volumen caiga a plomo. En cualquier caso, el impacto sobre el sector automotriz también dañará a los países del otro lado del Atlántico. Los tres grandes fabricantes estadounidenses ―General Motors (GM), Ford y Stellantis― están expuestos porque sus cadenas de suministro involucran piezas que cruzan las fronteras varias veces. De ellas, Ford es la más protegida porque el ensamblaje final del 80% de sus coches se realiza en EE UU, pero eso no evita su dependencia de piezas producidas en el exterior. El aumento generalizado de precios que la guerra arancelaria provocará ya ha hecho que Fitch y Morningstar recorten las previsiones de ventas de coches en suelo estadounidense, así como las expectativas bursátiles de las tres compañías.

Contenedores en el puerto de Frankfurt (Alemania), este jueves.

El sector farmacéutico se mantiene como una incógnita. Hasta ahora no hay aranceles sobre estos productos, pero Trump ha manifestado en distintas ocasiones su incomodidad sobre el acuerdo vigente al 0%, lo que se ha traducido en la no actualización de la lista de principios activos exentos. Por lo tanto, se descuenta un ataque por parte del republicano a fin de relocalizar la actividad, lo que dañaría a Irlanda, Alemania, Italia, Francia, España, Suiza y el Reino Unido. Goldman Sachs prevé que, en caso de que se impongan tasas en este sector, las compañías que se verían en mayor riesgo serían la francesa Sanofi y la británica GSK por los menores márgenes brutos y la fabricación en gran medida fuera de EE UU”. “Sin embargo, el impacto en todo el sector parece en gran medida manejable”, añade ese análisis.

En cualquier caso, la evaluación de daños está pendiente de la respuesta europea a la guerra comercial. Hasta el momento, la UE ha pospuesto la primera ronda de aranceles compensatorios hasta mediados de abril. Bruselas ha expresado reiteradamente su preferencia por la negociación y la apertura al diálogo. Pero también ha dejado claro que tomará represalias equivalentes si no se encuentra una solución que evite cualquier perjuicio económico. “En su respuesta, la UE debe actuar unida con un enfoque jurídicamente sólido, proporcionado y específico que evite consecuencias imprevistas para los operadores económicos del bloque. En última instancia, tanto la UE como EE UU se benefician de alcanzar una solución negociada”, ha señalado este jueves Markus J. Beyrer, director de Business Europe, en un comunicado. El presidente de la patronal comunitaria ha añadido que, en cualquier caso, la mayor urgencia es impulsar la diversificación del comercio. “La rápida ratificación de los acuerdos concluidos con Mercosur y México es crucial en este sentido”.

Tiro en el pie de EE UU

Fuera de México, que mantiene una tasa arancelaria del 25% en la mitad de sus exportaciones, Goldman Sachs prevé que el arancel base del 10% con las exenciones anunciadas para productos como el cobre y la energía tengan un impacto directo limitado en las exportaciones del resto de América Latina. También en su crecimiento, dada la proporción relativamente pequeña que tiene el mercado estadounidense sobre su PIB (oscila por países entre el 1% y el 7%). El mayor golpe en la región lo recibe México, pues sus exportaciones al vecino del Norte tienen un valor de casi el 30% del PIB. Por poner una carta a su favor, los analistas recuerdan que los exportadores asiáticos están sujetos a aranceles más altos y que, en este caso, existe la posibilidad de que la tasa reduzca si cumple las demandas de Trump en materia migratoria y control de drogas. Tanto México como Canadá han recibido aranceles por estos motivos, y a cambio han quedado excluidos de los aranceles recíprocos que se aplican a casi todo el mundo. Cuatro países: Cuba, Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte no figuran en la lista difundida por la Casa Blanca, que justifica que no es necesario porque están sujetos a otras sanciones.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, saluda mientras camina para subir al Marine One, con rumbo a Florida, este jueves en la Casa Blanca.

En cuanto a Estados Unidos, los pronósticos tampoco son halagüeños. Se espera que la oleada proteccionista impulse la inflación entre un 1% y 1,5% este año en el país, afectando el poder adquisitivo y pudiendo llevar el crecimiento de los ingresos y el gasto del consumidor a cifras negativas en el segundo y tercer trimestre del año, acercando a la economía a una posible recesión. Además, ya hay señales de represalias comerciales de otros países, lo que suma incertidumbre al panorama económico. “El mayor impacto de estas medidas lo sufrirá Estados Unidos, ya que no solo frenarán su crecimiento económico, sino que también aumentarán la inflación, afectando el poder adquisitivo y forzando a la Reserva Federal a tomar decisiones complicadas sobre las tasas de interés. En el fondo, estas políticas pueden generar un reordenamiento global del comercio, con China buscando nuevos mercados para sus excedentes”, precisa Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners.

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