Paco Lobatón (Jerez de la Frontera, 1951) ya no conserva su bigote poblado —que ahora, muy ralo y cano, acompaña de una perilla igual de escueta―, pero sigue manteniendo intactas su voz amable y su mirada franca, que lo siguen haciendo reconocible para los clientes del hotel donde se realiza la entrevista y que, en su trajín de maletas, se paran a cerciorarse de que realmente es quien es. También continúa incólume su compromiso con los familiares de los desaparecidos, un vínculo que forjó durante su etapa al frente del programa Quién sabe dónde —un espacio de la televisión pública que en horario de máxima audiencia demostró su utilidad social, ayudando a resolver siete de cada 10 casos de búsquedas de personas― y que ha seguido tejiendo a través de la fundación QSDGlobal, organizadora de la I Conferencia Internacional de Personas Desaparecidas que se celebró la semana pasada en Sevilla.
El periodista está volcado en la búsqueda de personas desaparecidas y en la ayuda a sus familiares que pasa, defiende, por el rigor informativo al abordar estos casos
Paco Lobatón (Jerez de la Frontera, 1951) ya no conserva su bigote poblado —que ahora, muy ralo y cano, acompaña de una perilla igual de escueta―, pero sigue manteniendo intactas su voz amable y su mirada franca, que lo siguen haciendo reconocible para los clientes del hotel donde se realiza la entrevista y que, en su trajín de maletas, se paran a cerciorarse de que realmente es quien es. También continúa incólume su compromiso con los familiares de los desaparecidos, un vínculo que forjó durante su etapa al frente del programa Quién sabe dónde—un espacio de la televisión pública que en horario de máxima audiencia demostró su utilidad social, ayudando a resolver siete de cada 10 casos de búsquedas de personas― y que ha seguido tejiendo a través de la fundación QSDGlobal, organizadora de la I Conferencia Internacional de Personas Desaparecidas que se celebró la semana pasada en Sevilla.
Pregunta. Ha presentado un Telediario con 20 millones de espectadores, ha sido corresponsal parlamentario, ha realizado numerosos documentales informativos… ¿Le preocupa que esa trayectoria profesional pueda quedar opacada por su tarea de apoyo a los familiares de desaparecidos?
Respuesta. No me siento agraviado porque no se destaquen las épocas periodísticas de más brillo. Me aplico la máxima de haz en cada momento las cosas como mejor sepas, no te dejes ninguna reserva para mañana.
P. Ha explicado que parte del éxito de Quién sabe dónde es que se cumplía la premisa de que el periodismo es el compromiso con la realidad. ¿Esa sensibilidad de servicio público existe en los programas actuales?
R. En la televisión comercial hay una dinámica mercantilista que no tiene nada que ver con el compromiso social, con la parte doliente de la sociedad. Una sociedad es mejor cuando se ocupa de su parte más vulnerable.
P. Y a esa dinámica hay que sumar internet.
R. Internet es un mundo de una enorme potencialidad, pero es también caótico y disperso, por eso se hace más necesario que nunca tener una referencia en los grandes medios de comunicación basada en el buen periodismo y el buen tratamiento informativo.
P. En aras de ese buen tratamiento informativo, en la conferencia han presentado una actualización de la guía de buenas prácticas que se realizó en 2016 con el Consejo Audiovisual Andaluz. ¿Cómo ayuda a mejorar el tratamiento de las personas desaparecidas?
R. Se redactaron a raíz de caso de Diana Quer, que conmocionó a la sociedad, pero que dio una dimensión de hasta qué punto se puede desaforar un tratamiento informativo por objetivos distintos de los de ayudar a localizar a una persona. Esas buenas prácticas afectan a cuestiones que tienen que ver con la ética, con el tratamiento informativo del dolor, que es lo que se juega en estas historias.
P. Siempre ha defendido la independencia en el periodismo. ¿Es posible en un contexto de precariedad laboral y el ruido de las redes sociales?
R. Tener medios independientes es lo verdaderamente complicado en este momento, pero como periodista, ser independiente es posible y eso es una opción personal. Hay un momento en el que te la juegas, el decir no hago esto puede costarte tu progreso.
P. ¿Cómo lleva ser protagonista de chistes o frases hechas?
R. Lo llevo bien, porque el impacto de la notoriedad me llegó cuando presentaba el Telediario, entonces procesé intelectualmente que lo que estaba generando mi trabajo era un personaje y que el chascarrillo tenía que ver con ese personaje. Aunque, después de Errejón, esa distinción entre persona y personaje es un poco chunga, porque pensar que tu medida como persona es tu notoriedad, es una ficción. Tu virtud es otra, es la credibilidad.
P. Esa credibilidad es la que ha ayudado a que las familias de desaparecidos confíen en usted, ¿pesa esa responsabilidad?
R. Hay momentos en los que sobrecoge no poder atender a todos. Tengo muchos mensajes en el móvil y hay un momento en el que dices, ahí no puedo llegar, entonces lo comparto con otras personas de la fundación o pido ayuda al Centro Nacional de Desaparecidos.
P. El objetivo principal de la conferencia era dar visibilidad a las familias de los desaparecidos, ¿no son todavía lo esencial?
R. Es la asignatura pendiente que tenemos. Las causas de las desapariciones son muchas, pero la consecuencia es simultánea, es la incertidumbre, que tiene una dimensión emocionalmente corrosiva, y eso es lo que requiere la atención de la sociedad.
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