La sensación de que esta semana se acaba una época en el tenis ya se respiraba el lunes por la mañana en la primera rueda de prensa que dio Rafael Nadal desde que el jueves llegó a Málaga. El mito, que cuelga la raqueta en la Copa Davis tras una carrera extraordinaria de 23 años y al menos 92 títulos como profesional, atendió las preguntas de los más de cien periodistas que acudieron desde todas las partes del mundo. En una sala mastodóntica del lujoso Hotel Higuerón de Fuengirola —donde se alojan los jugadores—, junto al capitán del equipo español, David Ferrer, y sus compañeros Carlos Alcaraz, Roberto Bautista, Marcel Granollers y Pedro Martínez, el balear vio cómo el acto se convertía casi en un monográfico sobre su figura.
El campeón de 22 grandes afronta este martes ante Países Bajos, arropado por la afición, el que puede ser el último partido de su carrera si España cae en cuartos y se despide del torneo
La sensación de que esta semana se acaba una época en el tenis ya se respiraba el lunes por la mañana en la primera rueda de prensa que dio Rafael Nadal desde que el jueves llegó a Málaga. El mito, que cuelga la raqueta en la Copa Davis tras una carrera extraordinaria de 23 años y al menos 92 títulos como profesional, atendió las preguntas de los más de cien periodistas que acudieron desde todas las partes del mundo. En una sala mastodóntica del lujoso Hotel Higuerón de Fuengirola —donde se alojan los jugadores—, junto al capitán del equipo español, David Ferrer, y sus compañeros Carlos Alcaraz, Roberto Bautista, Marcel Granollers y Pedro Martínez, el balear vio cómo el acto se convertía casi en un monográfico sobre su figura.
El campeón de 22 grandes, uno de los mayores competidores de la historia del deporte, explicó sus sensaciones para participar este martes en los cuartos ante Países Bajos (17.00, Movistar+) —es una incógnita aún si jugará el individual, el dobles o ambos—, habló de cómo le gustaría que fuera su despedida, hizo una síntesis de las lesiones que lo castigaron estos últimos tres años, fue optimista sobre su futuro personal y respondió más y más preguntas mientras Ferrer, Alcaraz y compañía presenciaban casi un soliloquio por la expectación que ha creado el adiós del balear a sus 38 años.
El último baile del rey de la tierra batida, ídolo de tantos y tantos fans del tenis en todo el mundo, se ha convertido en un acontecimiento global que ha llenado una ciudad tan turística como Málaga fuera de temporada alta, en la recta final del otoño. Los hoteles, con los precios a más de 100 euros la noche, registran una ocupación superior al 93%, la localidad está repleta de carteles y pantallas con la cara del tenista de Manacor, hay una lona gigante con su imagen y la frase “Gracias, Rafa” colgada frente al Palacio de los Deportes José María Martín Carpena —donde se disputa el torneo— y las entradas para ver hoy la eliminatoria ante los neerlandeses, para las hipotéticas semifinales de España (viernes, contra Alemania o Canadá) y para la final (domingo) se agotaron el 2 de octubre.
Ocho días después del sold out, el balear, que el 23 de septiembre había confirmado que disputaría la fase final de la Davis, anunció su retirada tras una lucha estéril y frustrante contra el peaje que ha pagado su cuerpo. Los últimos partidos del mayor icono del deporte español como profesional han disparado el precio de la reventa hasta cantidades que rozan lo obsceno. En páginas como Milanuncios y Viagogo ha habido tiques por decenas de miles de euros en los que se venden pelotas, bolígrafos o raquetas con los que “se regalan entradas para ver a Rafa Nadal”. Los importes escandalosos forzaron a la organización del torneo a emitir un comunicado la semana pasada en el que recordaba que la reventa es ilegal en España y avisaba de que no se hará responsable de la validez de las entradas que no hayan sido adquiridas en la web o las tiendas oficiales.
La despedida de Nadal de alguna forma ha opacado o al menos dejado en un segundo plano el torneo, que ha pasado de ser la Davis a convertirse sobre todo en el evento en el que el balear pondrá el punto y final a su exitosa carrera bajo el abrigo de Málaga. La Junta de Andalucía espera que el retorno económico por la relevancia que ha adquirido la competición, que además coincide por primera vez en la misma ciudad con la Copa Billie Jean King, sea más de diez veces superior a los diez millones de euros que invirtió la administración autonómica en organizar esta edición.
Alcaraz, el líder del equipo y número tres del mundo, decía hace unos días que este iba a ser el torneo más especial de su vida —y eso que a sus 21 años ya ha ganado cuatro majors y nadie sabe dónde está el techo de su carrera— y hace solo unas horas afirmaba que intentaría naturalizar los sentimientos y la presión de un día tan emotivo como el de este martes, en el que si España se queda fuera, Nadal se despide del tenis. En la rueda de prensa, el ganador de 14 Roland Garros trató, sin embargo, de darle normalidad a la situación que se vive esta semana en la ciudad, donde la atmósfera del estadio estará cargada de emotividad. “No estoy con esa montaña rusa de emociones porque es algo que tengo aceptado. Aunque sea una persona sensible, todos me habéis visto estos años relativizar las cosas tanto en los buenos momentos como en los malos. La vida sigue y todos los deportistas profesionales pasan por este proceso”, se sinceró el balear, que añadió: “No estoy aquí para retirarme, estoy para ayudar al equipo. Las emociones son para el final, mientras hay que estar centrado”.
Nadal, que por la tarde peloteó con buen tono ante Alcaraz en la pista central del Martín Carpena con camiseta de tirantes, cinta y zapatillas blancas y pantalón rojo, también trató de quitar los focos de su adiós y ponerlos sobre el trofeo, que él ya ha conquistado en cinco ocasiones, la primera hace dos décadas, cuando en 2004 tumbó en la final de Sevilla a Andy Roddick en un partido clave ante Estados Unidos para atar el segundo punto de la eliminatoria. “No tengo despedida ideal. Los finales de película normalmente son para películas americanas. Hace tiempo que me di cuenta de que no tendría una de estas. No es algo que me preocupe. Mi despedida va a ser la que vaya a ser, y en ese sentido sería fantástico ayudar al equipo, [ser] todos muy competitivos intentando ganar la Copa Davis. Y esta, aparte de que sería una despedida bonita para mí, sería una gran alegría para todos”, dijo.
El tenista de Manacor insistió el viernes en una entrevista con la Real Federación Española de Tenis en que si no se sentía preparado para el individual, previsiblemente ante el 80º del mundo, Botic Van de Zandschulp, sería el primero en hablar con Ferrer para decirle que no está en condiciones. “No sé cómo puedo responder o no puedo responder si es que juego. Llevo meses que he jugado muy poco en el circuito, con lo cual intentaré esforzarme cada día al máximo para llegar lo mejor preparado posible en caso de que esté en la pista”, apuntó el lunes. El capitán aseguró al instante que aún no ha tomado una decisión —lo hará hoy—, pero en el entrenamiento por la tarde Nadal dejó buenas sensaciones y empató sobre la pista dura de la central a cuatro juegos con Alcaraz, que viene de quedarse fuera de las ATP Finals en la fase de grupos después de que un constipado le complicara su actuación. El murciano disputará el individual ante el líder neerlandés, Tallon Griekspoor (40º), y además hay un dobles —en el que también puede estar Rafa— para desempatar la eliminatoria que no se jugará si el cruce está decidido y ambos equipos lo acuerdan.
No acabo quemado del tenis. Si pudiera, seguiría jugando”, dice el balear
El epílogo de Nadal en el Martín Carpena —con un aforo de 9.700 espectadores— llega contra su voluntad tras no conseguir recuperarse de la lesión que sufrió en Australia en enero de 2023 y que lo llevó a operarse de la cadera y perder una parte del psoas ilíaco. Desde entonces, nunca consiguió saltar a la pista sin sentirse limitado por su físico salvo en momentos puntuales. “No he terminado quemado del tenis como ha podido terminar otra gente, sigo disfrutando. Si pudiera, seguiría jugando a tenis, pero no tengo la oportunidad de jugar y de entrenar al nivel que realmente me compense a nivel personal”, contó.
En el adiós se espera que esté Djokovic, el rival al que más veces se enfrentó —60 partidos oficiales con 29 victorias para el balear y 31 para el balcánico— y que más lo atormentó. Nole, el único hombre con más Grand Slams que él (24), dijo el día que Nadal anunció su retirada que se acercaría a Málaga para “rendir homenaje a una carrera estelar”. El rey de la arcilla, sin embargo, dejó entrever el lunes que quien no estará en su final será Federer, con quien mantuvo una rivalidad formidable que impulsó el tenis a otro nivel y del que se despidió en la Laver Cup en septiembre de 2022 sobre la pista a lágrima viva: “No he hablado con Roger, creo que tiene una agenda muy apretada. Va a ser mi última semana en el circuito profesional, pero no creo que vaya a ser mi última despedida. Habrá otras oportunidades para hacer algo”.
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