El PP otorga en público total credibilidad a las declaraciones del empresario Víctor de Aldama ante el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional. Bajo esa premisa, los populares tratan de elevar la presión sobre los socios del Gobierno de Sánchez, lanzando como brindis al sol la oferta de una moción de censura, aunque sin mencionarla expresamente. “No tengo los votos para cambiar el Gobierno, pero si alguno de los socios quiere acabar con todo esto, que sepa que estoy a disposición para abrir una nueva etapa en nuestro país”, aseguró Alberto Núñez Feijóo, líder de los populares, en una comparecencia sin preguntas en el Congreso. Una intervención en la que repetió la misma frase una segunda vez, intentando subrayar sus palabras, que directamente implican una moción de censura aunque no la calificase como tal, consciente de que sigue siendo inviable por ahora. Tampoco moverán un dedo para recabar los apoyos.
El líder del PP mete presión a las formaciones que sostienen al Gobierno amagando con una herramienta parlamentaria para la que no le salen las cuentas
El PP otorga en público total credibilidad a las declaraciones del empresario Víctor de Aldama ante el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional. Bajo esa premisa, los populares tratan de elevar la presión sobre los socios del Gobierno de Sánchez, lanzando como brindis al sol la oferta de una moción de censura, aunque sin mencionarla expresamente. “No tengo los votos para cambiar el Gobierno, pero si alguno de los socios quiere acabar con todo esto, que sepa que estoy a disposición para abrir una nueva etapa en nuestro país”, aseguró Alberto Núñez Feijóo, líder de los populares, en una comparecencia sin preguntas en el Congreso. Una intervención en la que repetió la misma frase una segunda vez, intentando subrayar sus palabras, que directamente implican una moción de censura aunque no la calificase como tal, consciente de que sigue siendo inviable por ahora. Tampoco moverán un dedo para recabar los apoyos.
La intención de abrir la puerta a una moción de censura, o al menos de dejar esa idea en el aire, se puso de manifiesto cuando Feijóo aludió, durante su comparecencia, a la moción de censura registrada por Sánchez contra el expresidente Mariano Rajoy en 2018, equiparando así ambas situaciones. “Lo que haría cualquier persona con un mínimo de decencia es dimitir, marcharse y dejar en paz a los españoles. No lo digo yo, lo dijo él mismo en el discurso de la moción de censura. Sánchez está tan preso de la corrupción como de sus palabras, no solo él, sus socios también”, sentenció.
Pero la dirección del PP no tiene intención de iniciar contactos ni actuar de manera proactiva para recabar los apoyos necesarios. “No ha dicho nada de moción de censura”, señalaba un miembro de la ejecutiva tras la intervención de Feijóo. “Ha dejado botando la pelota en el tejado de los socios”, apuntaba otro, confirmando que las declaraciones de Aldama no suponían un punto de inflexión para que el PP intente sumar los escaños de otras formaciones. “Son ellos los que tienen que hablar”, indicó la secretaria general del partido, Cuca Gamarra, sobre los socios, a su marcha del hemiciclo. El escenario resulta improbable considerando además que justo este jueves el bloque de investidura sacó adelante la reforma fiscal del Gobierno.
Las palabras del jefe de los populares quedan así desinfladas, aunque en cualquier caso sirven como herramienta de desgaste a los socios del Gobierno, siguiendo la línea trazada desde hace meses con el mismo discurso, aunque ahora con más motivos, según los populares, por el testimonio de Aldama. Muestra de que Feijóo no tiene intención alguna de avanzar en los contactos fue el gesto de incomodidad que puso sin tapujos tras la intervención del diputado popular Sergio Sayas. El también portavoz adjunto del PP, clamó, desde la tribuna del hemiciclo, una acalorada apelación a los socios del Gobierno: “¡Estamos dispuestos a negociar una moción de censura!”. La intervención de Sayas acabó con los diputados del PP, en pie, aplaudiendo al unísono. Pero no todos. La gran mayoría se sumó a la ovación. No así Feijóo, que en lugar de aplaudir al parlamentario popular se llevó las manos a la cara en signo de desaprobación.
Tras la votación de la reforma fiscal, en la que el Gobierno volvió a salir airoso después de una nueva negociación in extremis, Feijóo se cruzó en el pasillo de soslayo con el portavoz del PNV, Aitor Esteban, al que saludó con un gesto frío y rápido. Fuentes parlamentarias del PP señalan directamente a la formación jetzale como diana de sus críticas por “sostener” a Sánchez y como principal objetivo en caso de que una hipotética moción de censura pudiera encauzarse, por encima de Junts. En cualquier caso, el propio Feijóo ironizó durante su intervención con que a los socios les compensa, según dijo, un presidente “débil” para sacar rédito de sus pactos. Vox, por su parte, cerró la puerta a una moción de censura en cuya ecuación estén los “separatistas”.
El propio Sánchez respondió a Feijóo a su salida del Congreso, tras contestar a las declaraciones del “personaje” Aldama, como el presidente lo tachó. “Máximo respeto a que se puedan hacer mociones de censura porque entran en nuestro ordenamiento constitucional. Sería bueno para que Feijóo planteara una alternativa al Gobierno”, espetó al jefe de la oposición. La pelota rebota en el lado del tejado de los populares.
España en EL PAÍS