El vicepresidente Vance desempató la votación en el Senado, donde tres republicanos rechazaron al expresentador de Fox como secretario de Defensa El vicepresidente Vance desempató la votación en el Senado, donde tres republicanos rechazaron al expresentador de Fox como secretario de Defensa
Pete Hegseth contaba desde hace semanas con el rechazo de los demócratas a su designación como secretario de Defensa de Estados Unidos, pero no se podía imaginar que, al final, su nombramiento iba a correr peligro por las reticencias de los republicanos. En concreto, por … tres de ellos, que el pasado viernes votaron en el Senado en contra de que este exmilitar de 44 años y dudoso currículum –acusaciones de agresión sexual y consumo excesivo de alcohol, falta de experiencia, declaraciones incendiarias…– ocupara uno de los puestos más sensibles en el Gobierno de EE UU. El resultado fue un empate (50 síes y 50 noes) que tuvo que deshacer el vicepresidente, JD Vance, con un sufragio decisivo que permitió la ratificación del polémico candidato en el cargo.
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Donald Trump, que decidió seguir adelante con su propuesta pese al aluvión de críticas, ni se inmutó al conocer el estrecho margen por el que el antiguo presentador de Fox fue confirmado como jefe del Pentágono. «Felicitaciones para Pete Hegseth. ¡Será un gran secretario de Defensa!», escribió el nuevo presidente en redes sociales después de que el Senado aprobara el nombramiento, un trámite que debe pasar cada futuro miembro del gabinete. Entre los republicanos que votaron en contra de la elección de su jefe llamó la atención Mitch McConnell, antiguo jefe del partido, o Lisa Murkowski, quien asumió que no podía «hacer la vista gorda» ante las «preocupaciones importantes» que le generaba un perfil como el de Hegseth.
Sobre el nuevo secretario de Defensa pesa una denuncia por agresión sexual en California que se remonta a 2007 –un acuerdo económico con la supuesta víctima evitó el procesamiento de Hegseth– y muchas dudas, pese a su pasado militar, en torno a su cualificación para liderar un departamento con un enorme presupuesto (850.000 millones de dólares al año) y una plantilla de 3 millones de personas entre soldados, reservistas y civiles. Su objetivo en el Pentágono, dijo, es recuperar la «cultura guerrera» y reformar la institución de arriba a abajo ya que considera que ahora está condicionada por una ideología de izquierdas. Hace unos meses llegó a decir que las mujeres no debían servir en tropas de combate, aunque después se retractó de sus palabras, y se le acusa de haber coreado «maten a todos los musulmanes» en un bar donde se le vio borracho.
Ayudas a emergencias
El nuevo inquilino de la Casa Blanca estaba de viaje junto a su esposa, Melania, por Carolina del Norte y Los Ángeles (California) durante la votación. Trump eligió dos zonas golpeadas por catástrofes naturales –el huracán Helene y el fuego, respectivamente– para su primera gira dentro del país desde su investidura, una ocasión que aprovechó para criticar a la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), que tachó de «desastrosa».
El magnate hizo saltar las alarmas sobre sus planes para este ente al asegurar que firmará «una orden ejecutiva para comenzar el proceso de reformar y reorganizar FEMA». «O tal vez eliminarla», remató, convencido de que su trabajo «no es eficiente».
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