David Alonso arrasa por última vez en Moto3 y bate el récord absoluto de victorias de Marc Márquez

David Alonso se despidió de Moto3 a lo grande, con otro despliegue de inteligencia sideral y dominio absoluto del guion de las carreras en la categoría más movida e imprevisible del Mundial. El piloto hispano-colombiano, nacido en Madrid hace 18 años, cosechó su 14ª victoria de la temporada en 20 grandes premios, lo nunca visto en el certamen. Atrás queda el récord absoluto de Marc Márquez y sus 13 victorias en 2014 en MotoGP, también las 11 de Valentino Rossi en 1997, anterior tope en la categoría de entrada. Sus siete triunfos seguidos para cerrar el año no se veían desde los tiempos de Fausto Gresini y Ángel Nieto.

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 El campeón del mundo hispano-colombiano, nuevo niño maravilla del Mundial de Motociclismo, firma su 14ª victoria del curso en el GP Solidario de Barcelona  

David Alonso se despidió de Moto3 a lo grande, con otro despliegue de inteligencia sideral y dominio absoluto del guion de las carreras en la categoría más movida e imprevisible del Mundial. El piloto hispano-colombiano, nacido en Madrid hace 18 años, cosechó su 14ª victoria de la temporada en 20 grandes premios, lo nunca visto en el certamen. Atrás queda el récord absoluto de Marc Márquez y sus 13 victorias en 2014 en MotoGP, también las 11 de Valentino Rossi en 1997, anterior tope en la categoría de entrada. Sus siete triunfos seguidos para cerrar el año no se veían desde los tiempos de Fausto Gresini y Ángel Nieto.

“No hay calificativos, una vez más brutal. Es un niño que nos tiene a todos enamorados”, comentaba Jorge Martínez Aspar después de la espectacular e histórica victoria de su pupilo por delante de Daniel Holgado y Ángel Piqueras. “El calor de la afición me ha dado ese plus para despedirme a lo grande de la categoría. He intentado mantener la concentración y dar el máximo. Estoy tan feliz como triste, porque ahora despertamos de este sueño y empieza un nuevo capítulo”, repasaba el protagonista recién llegado al parque cerrado. “Estoy muy agradecido a la vida y a toda la gente que ha creído en mí. Quiero dedicarle este triunfo a la gente que está sufriendo en Valencia, todo lo recaudado en este gran premio irá para vosotros”, agregaba.

Alonso salió bien y mantuvo la primera plaza en parrilla en los compases iniciales, pero poco a poco se dejó caer hacia atrás, una de sus estrategias más habituales a lo largo del año. Para no desgastarse, dejando tirar a sus colegas en una categoría donde hay numerosos adelantamientos, mucha igualdad en los ritmos y más de una apuesta arriesgada, en la sexta vuelta llegó a pasar octavo por la línea de meta. A partir de ahí empezó su operación remontada. Sin prisa, pero sin pausa. Sexto en la séptima vuelta, tercero en la undécima, segundo en la duodécima y de nuevo primero en la decimocuarta, preparó con mimo su conquista definitiva antes de subir a Moto2.

A cinco vueltas del final hizo el cambio de ritmo definitivo, vuelta rápida y a ver quién me pilla. Los rivales quisieron ponérselo difícil y hubo codos, sustos y múltiples adelantamientos. Saltaron chispas, pero aun así, en la penúltima se los zampó a todos una última vez este año en la curva del estadio, y ya nadie fue capaz de meterle la moto en la última vuelta por mucho que lo intentaron. “David tiene una inteligencia y capacidad de aprendizaje al alcance de pocos. Cuando le das una indicación, solo necesita una vez para entenderlo y aplicarlo”, decía a EL PAÍS Nico Terol, excampeón del mundo de 125cc y director deportivo del Aspar. Lo que más destacan de él todos quienes median palabra es su curiosidad irrefrenable, su bondad sincera y un carisma que inevitablemente recuerda al de los grandes campeones de las dos ruedas. Su madurez es también impropia de un chaval de 18 años.

“En ningún momento he pensado que ya lo habíamos aprendido todo o que éramos los mejores, y esa ha sido una de las claves para seguir ganando hasta el final”, analizaba el campeón. Al verse entre los Márquez, Doohan, Rossi y compañía, los más grandes, dijo sentirse honorado. “Sin duda impresiona, y quién me lo iba a decir a mí, porque la primera vez que me subí a una Moto3 me costó mucho”, valoraba. En esa ocasión, no pudo ni siquiera dar gas a fondo en las rectas, ya que el miedo le engulló con 14 años. Su naturalidad le permite recordar ese momento como si nada.

Llamado a ser uno de los rostros de futuro del certamen, y una pieza clave de la expansión de la afición a las motos en Sudamérica gracias a su condición de primer campeón del mundo colombiano, el siguiente capítulo comienza de inmediato con el primer test del año de Moto2, donde seguirá arropado por la fábrica de grandes campeones que es el equipo Aspar, una mina de talento inagotable que además lleva ya recaudados 200.000 euros para los damnificados de la dana, muchos de ellos vecinos y familiares del propio equipo.

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