Brest, un milagro llegado del fin del mundo

Algunos asuntos escapan a la lógica científica que gobierna el fútbol de hoy en día y reconfortan a la parroquia más romántica. En la región de Bretaña, en la provincia de Finisterre, algo así como el fin del mundo cuando la Tierra todavía tenía que ser plana, puede encontrarse un ejemplo claro en una de las ciudades más particulares de Francia. Brest, una localidad de 140.000 habitantes en el extremo occidental del hexágono, había escrito algunas páginas de la historia del país. Pero ninguna hablaba hasta ahora de un pequeño equipo de fútbol que logró hace siete años subir a la Ligue 1 y que dispone solo de un presupuesto de 48 millones de euros para hacer frente a los mejores clubes del continente. Si uno mira a la clasificación de la Champions League, incluso podría decirse que hoy es el cuarto mejor equipo de Europa.

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 El club bretón, en su primer año en Champions y con un presupuesto de 48 millones, se ha convertido en una de las revelaciones de Europa y busca confirmar su buena racha este martes contra el Barça  

Algunos asuntos escapan a la lógica científica que gobierna el fútbol de hoy en día y reconfortan a la parroquia más romántica. En la región de Bretaña, en la provincia de Finisterre, algo así como el fin del mundo cuando la Tierra todavía tenía que ser plana, puede encontrarse un ejemplo claro en una de las ciudades más particulares de Francia. Brest, una localidad de 140.000 habitantes en el extremo occidental del hexágono, había escrito algunas páginas de la historia del país. Pero ninguna hablaba hasta ahora de un pequeño equipo de fútbol que logró hace siete años subir a la Ligue 1 y que dispone solo de un presupuesto de 48 millones de euros para hacer frente a los mejores clubes del continente. Si uno mira a la clasificación de la Champions League, incluso podría decirse que hoy es el cuarto mejor equipo de Europa.

El modesto Stade Brestois 29 llega a Montjuïc con 10 puntos de 12 jugados, disputando los partidos teóricamente en casa a 115 kilómetros, porque la UEFA no acepta que lo haga en su estadio por razones de seguridad debido al tipo de construcción que se utilizó en su momento para las tribunas (está previsto que se muden a un nuevo estadio en 2027). Su espectacular inicio en la Champions, cuarto en la clasificación, por delante de equipos como el propio Barça, al que se enfrentarán este martes, contrasta con un modesto arranque de temporada en liga, en el puesto 12 de la tabla, a tres puntos del descenso. Pero el partido de esta noche en Montjuic, dada la naturaleza de sus anteriores rivales en Champions (Leverkusen, Sturm, RB Salzburg y Spartak de Praga) es una verdadera prueba de fuego.

La historia del Brest, cuyo último ascenso a la primera división fue en 2019, dio un giro inesperado la temporada pasada, cuando logró la clasificación para la Liga de Campeones con el técnico Éric Roy. El exjugador del Niza, del Olympique de Lyon y del Rayo Vallecano —jugó contra el FC Barcelona hace 22 años— llegó en enero de 2023, cuando los bretones luchaban solo por sobrevivir. Lo sorprendente es que Roy no entrenaba desde hacía 11 años. La última vez había sido con el Niza, su ciudad natal. De hecho, se había sacado el carné de técnico en la misma promoción que Zinedine Zidane, pero su licencia había quedado abandonada en alguna estantería de casa mientras se dedicaba a otras labores en el fútbol (fue director deportivo del Watford y del Lens respectivamente). El director deportivo del Brest, Grégory Lorenzi, exdefensor del club que ocupa este puesto desde 2016 y que ha tenido ya ofertas de media Europa para fichar por un equipo grande, demostró su talento y le ofreció el banquillo.

El Stade Brestois, a pesar de todo esto, es un equipo sin apenas estrellas. Pero el equipo de Roy explota sus bazas a la perfección: intensidad, presión alta, pelea. Algo así como un Atalanta, pero sin el talento del equipo de Bérgamo. Luis Enrique dijo el año pasado que era la formación que más les había competido durante la temporada, más que cualquier otro en Champions. El símbolo del club es el capitán y defensa central Brandon Chardonnet, el único que estaba en aquel Brest que ascendió en 2019 y el único que vivió el descenso. De hecho, debutó en el final de un partido contra el PSG (el mismo en el que se retiraba David Beckham). Más allá de Chardonnet, el equipo ha perdido por lesión a su mejor jugador, el centrocampista Pierre Lees-Melou, que no jugará hasta final de año. Delante tienen atacantes nuevos como Ludovic Ajorque o el senegalés Abdallah Sima, que ha marcado tres goles en Champions.

Lorenzi ha sido el encargado de comprar bien y sacar la máxima rentabilidad al mercado. La temporada pasada, a pesar de ser una de las más difíciles y exitosas de su historia, el Brest vendió (por 18 millones de euros) más de lo que compró (por 13 millones de euros). El equipo se reforzó para competir tanto en la Ligue 1 como en la Liga de Campeones. El mérito es en gran medida suyo, pero también de la sencilla organización de un club presidido por Denis Le Saint, un empresario local con una potente empresa de distribución de productos frescos. El partido con el Barça se observa ahora en la directiva —y en la propia ciudad— como un premio a todo este largo viaje. Y como una oportunidad, por qué no, de volver a desafiar a esa ciencia que gobierna el fútbol.

Clasificación

Clasificación PT PJ PG PE PP
4
BRE
10 4 3 1 0
5
INT
10 4 3 1 0
6
BCN
9 4 3 0 1
7
BDO
9 4 3 0 1
8
AST
9 4 3 0 1
Clasificación PT PJ PG PE PP
2
SPL
10 4 3 1 0
3
MON
10 4 3 1 0
4
BRE
10 4 3 1 0
5
INT
10 4 3 1 0
6
BCN
9 4 3 0 1

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